OJO AL PARCHE

13 rosas y una verdad

"Cuando la mentira es mentira. No una opinión. Las '13 rosas' fueron víctimas. Todavía hoy tenemos que pagarles el sueldo a los que manipulan y justifican impunemente la dictadura, sus crímenes y el terror"...

El Secretario General de Vox, Javier Ortega Smith | EFE
  Madrid | 05/10/2019

Hay cosas que son opinables. Otras son, sencillamente, mentira. Como periodistas, nuestro deber es decirlo. Igual que no hay debates sobre si dos más dos son cuatro, hay que dejar bien claro que las '13 rosas' no fueron ni violadoras, ni asesinas. Franco sí fue un golpista y un dictador, que ordenó ejecuciones, encarcelamientos y torturas. Son datos. No es opinión. Por más que determinados voceros intenten confundir y blanquearlo.

Detesto los debates sobre si Franco era bueno o malo. Sobre si las '13 rosas' violaban y mataban. Detesto que alguien mienta y quede ahí, sin replicar. Nuestro primer compromiso es con la verdad y a las muchachas que fusilaron en Madrid, poco después de terminar la guerra, las detuvieron y torturaron por ser del bando de los perdedores, intentar reorganizarse en las Juventudes Socialistas Unificadas y resistir con sus ideas. No mataron. Las condenaron por "adhesión a la rebelión". Curiosamente, los golpistas que iniciaron la guerra y la habían ganado.

A las '13 rosas' las fusilaron por venganza y a modo de castigo ejemplar. Después del atentado contra el comandante y represor franquista Isaac Gabaldón, su hija y su chófer. Fue un crimen que no cometieron ellas. Obviamente, tampoco violaron a nadie. Las jóvenes estaban ya encerradas y pagaron la respuesta sanguinaria del franquismo, que ordenó decenas de fusilamientos en las fechas posteriores. Las '13 rosas' ya habían sufrido la tortura, la cárcel de Las Ventas y terminaron fusiladas junto al cementerio de La Almudena. Después, siguió habiendo miles de fusilamientos en la posguerra.

Una forma de causar terror es mostrar a los demás que matas sin escrúpulos. Está en la raíz del terrorismo: sembrar el pánico. Así ocurrió. Todavía hoy tenemos que aguantar a quienes justifican e intentan blanquear un régimen atroz. "Hubo muchas cosas que hizo la dictadura de Franco que estaban muy bien", decía Ortega Smith, de Vox, en la televisión. En España, en 2019, se puede ensalzar a los golpistas, que comenzaron una guerra contra un gobierno democrático, la ganaron y después dedicaron cuatro décadas a masacrar a los perdedores. No pasa nada. Sigan circulando.

En democracia, lo normal sería que, en pocas fechas, todos los partidos se hubieran puesto de acuerdo para terminar con los honores al dictador y pasar inmediatamente a otra cosa. Hace años. Aquí no. Aquí exhumar a Franco del monumento pagado por todos se equipara con la amenaza de que la izquierda pueda quemar iglesias en los próximos días. La familia del criminal se reparte impunemente los millones de la herencia, los torturadores tienen medallas pensionadas y los perdedores son rencorosos por romper el silencio de las cunetas.

Así que, ¿justificación del terrorismo? Según quien seas. ¿Vejación de las víctimas? Depende de cuáles. En España hay que aguantar y pagarles el sueldo a políticos que afirman que "los fusilamientos se hicieron con amor", "la Guerra Civil la provocó la izquierda" y "la Ley de Memoria Histórica es la venganza de los que la provocaron y la perdieron". Todavía hoy sigue la burla y un buen jornal para los que han hecho del revisionismo su forma de vida. Para sacar un buen puñado de votos. Igual que hacen bandera del machismo, la homofobia o el racismo.

Así que cuidado cuando se calla, se relativiza o se permanece impasible ante tanta mentira. No sale gratis esa oratoria manipuladora contra las víctimas de la guerra, los derechos de las mujeres o de los homosexuales. Ese discurso que penetra en determinados sectores de la sociedad como un veneno que quieren que suene como algo cotidiano. Sembrando la duda. Buscando adhesiones, más poder y dinero. Eso sí, diciendo que "es por España", que "no es para seguir viviendo del cuento".

Nota: Va por Julia, Blanca, Carmen, Martina, Luisa, Elena, Pilar, Adelina, Virtudes, Ana, Joaquina, Victoria y Dionisia. Trece Rosas fusiladas. Seguirán siendo un símbolo. No nos callarán. Que su nombre no se borre de la historia.