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Gordofobia: cuando los kilos duelen más de lo que pesan

Gordofobia: cuando los kilos duelen más de lo que pesan | Pixabay
  Madrid | 05/09/2022

"Puede darse el caso que una persona con un ligero sobrepeso tenga un estado de salud mucho mejor que una persona con un peso inferior..."

Todos los que hemos visto el vídeo se nos encogió el corazón. Un niño, rodeado de sus presuntos amigos, en el día de su cumpleaños,siendo el objetivo de una versión despiadada de cumpleaños feliz increpándole con insultos como “gordo”. Un día que debía de ser de felicidad y de comer tarta, convertido en un día que se recordará como amargo. Un día, que, a esa edad, queda como una herida y una posterior cicatriz que posiblemente arrastrará el resto de su vida.

Puede que peque de tremendista. Pero si hacemos memoria y un ejercicio de introspección, cuántos tenemos algo que no nos gusta de nosotros mismos, un pequeño trauma con nuestro físico, que sabrías recordar perfectamente el día de tu infancia cuando se rieron primero de ti por ello. Y que, a partir de ese momento, los días que estás un poco más “de bajón”, si te miras al espejo, solo puedes fijarte en esa parte de ti.

Es casi ilógico seguir haciendo chistes con el peso de las personas, y menos de los niños. Máxime en un país donde las cifras de obesidad están creciendo desde los años 80 hasta llegar, en el año 2020, en que el 16% de los hombres y hasta el 14% de las mujeres padecen obesidad. Y en los niños, casi el 14,2%. No es tan infrecuente que convivamos con personas con obesidad. Si hablamos simplemente de “exceso de peso”, las tasas son aún mayores.

Esta situación parece que ha desembocado en dos situaciones diametralmente opuestas. Mientras desde la nutrición llevamos décadas haciendo campañas para que se controle el peso y en contra del aumento de las cifras de obesidad, incluyendo campañas institucionales, otro movimiento también ha aparecido con fuerza: la gordofobia. Algo que está desgraciadamente tan a la orden del día, que incluso ha llegado a las consultas de los médicos. Cuando parece que, sin siquiera hacerte una analítica o mirar tu historia clínica, todo el origen de tus males es un exceso (mayor o menor) de peso.

Seguín la Guía Básica sobre la Gordofobia del Instituto Canario de Igualdad, la gordofobia es el odio, rechazo e, incluso, violencia hacia las personas con sobrepeso por el mero hecho de estar gordas. Fundamentalmente basado en la creencia de que, una persona está gorda por falta de autocuidado o por falta de voluntad.

Por otro lado, parece que una persona delgada, por el hecho de estar en un peso inferior incluso al que debiera, está sana. Y, discúlpenme, pero ni una cosa ni otra. De hecho, puede darse el caso que una persona con un ligero sobrepeso tenga un estado de salud mucho mejor que una persona con un peso inferior.

Todo depende de muchas cosas. Tanto de la composición corporal, como del historial de salud que tengamos. Incluso de cómo hemos conseguido estar en un peso mayor o menor. Porque confundimos delgado con malnutrido, y gordo con sobrenutrido. Y no voy a entrar en los ideales de belleza, casi asociado instantáneamente al éxito. Solo voy a hablar de salud. No voy a abrir el melón de los divulgadores de salud (coachs, expertos, especialistas, etc.) que hacen sus discursos sin camiseta o ligeritos de ropa.

Se nos olvida que la salud la marcan muchas más cosas que un número en una báscula. De hecho, ya hemos hablado en este blog varias veces de que no sabemos interpretar ese número. No sabemos si esos kilos son de grasa, músculo, agua, hueso o lo que pesan nuestros órganos. De la misma manera que tampoco podemos seguir con los ojos cerrados al famoso Índice de Masa Corporal (IMC), ya que es una simple fórmula con una relación estadística y observacional del peso.

De la misma manera que no podemos pensar que una persona con sobrepeso lo sufre porque, simplemente, come más. Y que una persona con menos peso es que come menos (o gasta más calorías). Sinceramente, ojalá fuera tan fácil. Ojalá a cada paciente que pasa por una consulta para perder peso se le pautara una dieta baja en calorías y empezara a perder kilos como quien suda en verano.

Recordemos que la obesidad es una enfermedad, compleja y multifactorial. Es decir, depende de muchas cosas, desde genéticas, como sociales y ambientales. No hay mayor frustración para alguien que padece obesidad ver cómo se esfuerza en bajar de peso y, o no lo logra, o no lo suficiente, con el consiguiente impacto para su salud. No es por motivos hedónicos, que se vierten al placer de comer (como todos hacemos, seamos sinceros). De hecho, uno de los mayores estigmas es ese, sentir que todos piensan que estás así porque no te quieres, no te cuidas, y no tienes voluntad.

Este desconocimiento del peso, la obesidad, y cómo funciona el cuerpo tiene consecuencias. Unas las hemos podido ver esta semana. Cómo, entendiendo desde muy pequeños que el peso puede ser motivo de burla, porque es algo que la persona “ha decidido”, hasta personas con obesidad que prefieren no comer delante de nadie para no sentirse juzgadas, humilladas, como tantas y tantas veces se han encontrado en su vida. Sentir como valoran tu personalidad, tus habilidades o, simplemente, sentir como se giran las cabezas a tu paso para cuchichear y señalar algo que para ti es de sobra obvio, como mínimo, agradable no es. Mucho menos si, además, es motivo para una violencia psíquica y/o física.

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