ABRIENDO BOCA

Mitos y leyendas de la cerveza

"A veces el ser humano "es maravilloso", y nuestra capacidad de creernos lo que queremos creernos nos hace hacer cosas inimaginables"...

No hay nada que pueda apetecer más que algo fresquito cuando el calor aprieta. Y entre las opciones que nos ofrecen las cartas de terrazas, chiringuitos y puestos de las fiestas patronales de esta tierra patria, la cerveza destaca por encima de muchas otras bebidas. Más de 40 millones de hectolitros nos hemos bebido al año en España, un 67% fuera de nuestras casas (están los hosteleros que dan palmas) y un 2,2% más que el año anterior. Vamos, que la cerveza triunfa y España es fan de ella junto con el vino.

Pero ¿qué pasa cuando nos preguntan a los nutricionistas? Que a pesar del gran número de adeptos que tiene este país, no se nos olvida que es alcohol, y el alcohol nunca debemos recomendarlo; otra cosa es permitirlo en personas jóvenes, sin problemas de salud y siempre bajo un consumo moderado. Lo que viene siendo dos cañas al día, pero no recomendarlo. Si no bebes, nunca un dietista-nutricionista te va a decir: "¡Pero hombre! Tómate un par de cañas que va bien para [inserte aquí la razón de salud que más te convenza]".

Y mira que se han dicho cosas buenas sobre ella. Que si hidrata, que va bien para el corazón, para después de hacer deporte, que tiene antioxidantes, nutrientes, que no pasa nada por tomar alguna cerveza en el embarazo (y de esto último no hace tanto). ¿Cuánto hay de verdad y cuanto de mito en estas afirmaciones? Vamos a hacer un repaso de lo que más ha sonado sobre ella, sobre qué dicen sus defensores y lo que, de verdad, dice la ciencia.

La cerveza hidrata

Todo lo que tenga agua hidrata. Parece que esa frase se ha quedado grabada en sus fieles defensores (algunos hasta lo llaman "zumo de cebada", aunque no me los imagino exprimiendo cebada). Desde un vaso de agua, pasando por una horchata, hasta llegar a una sandía. Pues si todo lo que tiene agua hidrata, y la cerveza, aparte de lúpulo, también tiene agua… Dos más dos, cuatro.

¡ERROR! Se nos olvida que la cerveza tiene, de media, entre un 4% y un 5% de alcohol. Y aquí se jorobó el invento, amigos, de dónde viene la mayor parte del agua. El alcohol, lejos de hidratar, hace el efecto contrario, deshidrata.

Y si a esto le sumamos la capacidad que tiene de aumentar las ganas de ir al baño para hacer aguas menores, ¡tachán! Ahí tienes la respuesta. Toda agua que pueda aportarte la vas a perder porque vas a ir más al baño a orinar. Vamos, como diría un famoso cómico: las gallinas que entran por las que salen.

Esto se ha demostrado en varios estudios. Pero, por nombrar uno de ellos, en el año 2014, el Centro de Investigación del Movimiento Humano de la Universidad de Costa Rica concluyó que la cerveza no tiene potencial hidrante. Y no hace falta irse tampoco tan lejos: la Sociedad Española de Medicina del Deporte nos alertó de ello en 2016, después de que en los medios de comunicación se proclamara a los cuatro vientos una presunta cerveza isotónica como bebida para deportistas.

Y mira que no es extraño ver en bares a hombres y mujeres, ataviados con sus mejores galas deportivas (ya sean ciclistas, jugadores de fútbol, de tenis, de padel, de running, o lo que ese año se haya puesto de moda), tomándose una cervecita, por aquello de "reponer líquidos". Como hemos visto, la ciencia nos dice que el famoso "tercer tiempo" juega en contra de nuestra hidratación.

La cerveza es buena para el corazón

¿Quién no lo ha oído? Ya sea hablando de la cerveza o de su prima hermana, la famosa "copita de vino tinto". ¿Que tengo una cardiopatía? Pues copita de vino al canto. Mucho mejor que una estatina, ¡ni punto de comparación, oiga! ¿Que tengo arritmias? Pues un par de cañitas bien acompañadas de su tapa y a vivir sano como una lechuga. A veces el ser humano "es maravilloso", y nuestra capacidad de creernos lo que queremos creernos nos hace hacer cosas inimaginables.

¿Hay algún estudio riguroso que demuestre esto? No, ninguno. Hay estudios que dicen que sí, pero no rigurosos. Ningún médic@, enfermer@, nutricionist@ o cardiólog@ va a recomendar beber alcohol en una consulta. Principalmente porque puedes mandar a esa persona directa a criar malvas.

¿Y si es dentro de un "consumo responsable"? Esa es la gran pregunta: qué es "consumo responsable". Me acuerdo de mi época de estudiante (añoranza activada), y un profesor me dijo: "Luis, si preguntas a un alcohólico cuánto bebe siempre te va a responder lo mismo: lo normal". Lo mismo pasa con "responsable". Tan responsable puede ser un par de cañas al salir del trabajo como, para otra persona, el carajillo del desayuno, la cerveza de medio día, el "vinito" a la hora de comer (o con gaseosa bien de azúcar, que parece que es "menos malo"), la cervecita al llegar a casa... Así, todos los días al año, excepto las fiestas de guardar, que no pasa nada por hacer un exceso de vez en cuando. Como puedes leer, muy normal, no es.

Es decir, que con consumo responsable no sabemos si nos estamos refiriendo a una caña, dos botellines, o un litro. Dicho de otra manera, mientras en Alemania el consumo de bajo riesgo se considera menos de 37 gramos de alcohol al día, en España el límite es de 40 gramos. Y es que este concepto no existe ni en la OMS (Organización Mundial de la Salud). Ha salido de la chistera de 'vete tú a saber quién' para "desculpabilizarnos" por beber cerveza todos los días pensando que estamos haciéndole un favor a nuestro corazón.

La cerveza no engorda

Nos han llegado a decir que la famosa "barriguita" cervecera (y barrigotas) era un mito, que era todo agua. De hecho, en un periódico de este país,llegó a aparecer un artículo que decía, literalmente, que la cerveza era de las bebidas menos calóricas. Hacía hincapié en que aportaba "sólo" 45 kilocalorías cada 100 mililitros, y terminaba diciendo que tomar de dos a tres cañas diarias si eras hombre, y dos si eras mujer, lejos de engordar, era buena para la salud. Ole tú, y tan pancho que se quedó quien lo escribió. Se le olvidaba que el agua tiene cero calorías. Pero claro, no sabe igual.

Es muy simple desmontar este mito. Atento: la cerveza tiene alcohol. El alcohol es la sustancia alimenticia que más calorías aporta por gramo después de la grasa (9 Kcal cada gramo de grasa, seguido de 7 Kcal cada gramo de alcohol, contra las 4 Kcal por gramo que portan los carbohidratos y las proteínas). Ergo: aporta calorías, y muchas.

Pero Luis, ¿tú no has dicho que no hay que contar calorías? Sí, lo he dicho. Pero esa frase seguía con un "haz que las calorías cuenten". Y me estaba refiriendo a que sólo contar calorías no nos aseguraba una dieta correcta si no teníamos en cuenta qué y cuántos nutrientes acompañaban a esas calorías. Es decir, que habrá calorías muy bien aprovechadas porque nos aportarán vitaminas, minerales, fibra, agua, antioxidantes, fitonutrientes, etc; y otras, como las de la cerveza, serán calorías "vacías".

¿Qué quiere decir esto? Que la cerveza aporta casi nada o nada en cuanto a nutrientes se refiere. Es decir, que no nutre. Además de no hidratar ni ser buena para el corazón, no nutre. De hecho, el exceso de alcohol, como hemos visto, deshidrata y desnutre.

La cerveza quita el dolor

Quitar el dolor y las penas, o por lo menos muchos piensan así cuando se lazan no a una o dos cañas, sino a acabar con las reservas que Alemania tenía guardadas para su October Fest. Y no hace mucho que esta teoría la volvían a apoyar los medios de comunicación (en serio, tenemos que hacernos mirar qué publicamos en revistas, televisión y radio, que algún día voy a leer que pegarse martillazos en un dedo cura las migrañas...), y no tardó en viralizarse por las redes sociales.

Parece ser que una investigación de la Universidad de Greenwich había publicado una investigación que venía a decir que tomarse dos pintas (yo con eso ya voy por los suelos y dando la mano dos veces al mismo...) era un remedio más eficaz para calmar el dolor que el mismísimo paracetamol. Lo que este medio de comunicación no llegó a publicar es que este mismo artículo decía que existían peligros en aquellas personas que utilizaban en alcohol para mitigar el dolor.

La cerveza sin alcohol no tiene alcohol

¿Cómo va a tener alcohol? Si la propia palabra lo dice: sin alcohol. Ironía activada: claro, porque nunca en este país ni en la Unión Europea hemos asistido a un caso en que lo que decía la etiqueta de un alimento no fuera cierto: panes artesanos, yogures 0%, sin más grasa que un yogur natural, integral, sin que el alimento haya conocido la harina integral en lo que tenga de vida...

Según la ley de 2016, cuando una cerveza tiene menos de un 1% de alcohol ya se puede llamar "cerveza sin alcohol". ¿Por qué nos engaña la ley? Porque, a día de hoy, por los métodos de extracción del alcohol, ninguno puede garantizar totalmente que una bebida no tenga ni el más mínimo rastro de alcohol.

¿Y las cervezas 0,0%? Legalmente no están reconocidas. Es más un nombre que se ha inventado la industria para hablar de las cervezas que han elaborado mejorando los métodos de eliminar el alcohol o de bajarlo lo máximo posible. Pero, ¿son realmente 0,0%? Pues depende de la marca o de la cerveza en concreto. Porque muchas de ellas, cuando nos dicen 0,0%, quieren decir 0,01%. Es muy poco, es verdad. Pero tener, tiene.

¿Y qué hago entonces? ¿Sólo podemos beber agua? Vuelvo a repetirlo: no recomiendo el alcohol. Otra cosa es permitirlo si no tenemos ningún problema de salud o si no estás embarazada. Eso sí, una o dos cañas, y hasta otro día (que no tiene que ser al día siguiente). Y dos últimas cosas para acabar: ni es un premio acumulativo (si no bebo hoy, mañana puedo cuatro), ni nos pasa nada por no beber alcohol. Hay otras cosas con las que podemos disfrutar.

laSexta/ El Muro/ Luis Alberto Zamora