ABRIENDO BOCA

Las toxoinfecciones son para el verano

"No todo es mayonesa y huevos cuando llega el calor, el resto de alimentos, si no somos cuidadosos, también pueden ser candidatos a amargarnos las vacaciones"...

Emulando el título del famoso escritor Fernando Fernán Gómez y su obra 'Las bicicletas son para el verano', si por algo es conocido el verano, además de por las vacaciones, tristemente es, además, tiempo de que aparezcan en las noticias toxoinfecciones alimentarias. Por decirlo de una manera más coloquial, no hay verano sin su caso de salmonelosis.

Y no hace falta que tengamos que salir de nuestro hogar. De hecho, la mayoría de estas toxoinfecciones se dan de puertas para dentro de nuestras casas. Y especialmente en estas fechas, donde debemos tener más precaución, ya que las altas temperaturas hacen que sea más fácil que rompamos la cadena de frío de los alimentos.

En lo que respecta de puertas hacia fuera, el verano también es una época donde comemos más fuera y relajamos nuestras costumbres. Bien sea porque estamos de vacaciones, o bien porque no tenemos ganas de ser tan estrictos con nuestras propias normas, la verdad es que este hecho hace que también aumenten los casos de intoxicaciones por alimentos en mal estado.

Hace ya casi un año, por estas fechas, vivimos una de las noticias que más se comentó respecto a este tema con el famoso caso "de la listeriosis y la carne mechada". Algo que puso en el punto de mira a este alimento y nos recordó la importancia de conocer cuáles son los potenciales peligros y en qué alimentos tenemos que tener especial cuidado. Es decir, no todo es mayonesa y huevos cuando llega el calor, el resto de alimentos, si no somos cuidadosos, también pueden ser candidatos a amargarnos las vacaciones.

La histeria de la Listeria

La listeriosis era una de esas intoxicaciones que existen, que es de las más frecuentes, pero que no reparábamos en ella hasta que el año pasado sucedió uno de los casos más mediáticos de intoxicación por alimentos gracias a la famosa empresa que fabricaba carne mechada.

Esta enfermedad la causa una bacteria llamada Listeria monocytogenes que tiene la capacidad de crecer y reproducirse incluso en nuestra nevera, ya que soporta muy bien las bajas temperaturas. Esta enfermedad suele aparecer con fiebre alta, síntomas gastrointestinales como diarreas, vómitos o náuseas, y no suele ser muy peligrosa excepto para población de riesgo. Como, por ejemplo, mujeres embarazas que pueden sufrir un aborto o un parto prematuro.

Los alimentos que más frecuentemente corren el riesgo de contaminarse con este microrganismo suelen ser las salchichas cocidas, patés, pescados ahumados, quesos frescos, leche sin tratamiento térmico o ensaladas, verduras y frutas que no se han limpiado correctamente antes de su consumo.

Aunque hasta el año pasado no ocupaba tantas páginas en los periódicos como la Salmonella, según datos de 2017 de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, en España hubo cerca de 280 casos. La buena noticia es que, para evitarla, tenemos que cocinar los alimentos antes de comerlos y conservar siempre todo a menos de 5 grados en la nevera, respetando la cadena de frío.

Campylobacter, famosa en la sombra

Aunque es la segunda intoxicación alimentaria más frecuente, tampoco es una de las grandes conocidas socialmente. En este caso la responsable es la bacteria Campylobacter jejuni y suele causar una enfermedad que conlleva dolor abdominal, diarreas explosivas, muy intensas y muy duraderas, y, en ocasiones, con sangre, malestar general, fiebre, náuseas y, a veces, vómitos. Vamos, nada deseable durante el verano.

Para evitar sufrir estos síntomas tenemos que ser muy cuidadosos con la carne y los productos a base de carne que estén poco cocinados o cocidos. Especialmente con las carnes de aves como el pollo y el pavo. Además, también con leche cruda que no haya sido hervida y que venga contaminada.

Algo que muchas veces damos por sentado, pero que la Organización Mundial de la Salud nos recuerda que la campylobacteriosis (la enfermedad que causa esta bacteria) la padecen cada año 1 de cada 10 personas. Y como decía el famoso eslogan de Loterías del Estado: ¿y si te toca a ti? Mejor prevenir con un buen cocinado y refrigerando bien los alimentos.

Escombroidosis, la tercera en discordia

Igual que con Campylobacter, a pesar de ser la tercera toxoinfección alimentaria más frecuente, tampoco es muy popularmente conocida. Esta enfermedad también se la conoce como intoxicación por histamina, un producto de degradación que se da en pescado, especialmente los que pertenecen a la familia Scombridae, como el atún o la caballa.

Normalmente la aparición de altos niveles de histamina en estos peces se debe a que rompemos la cadena de frío (como no), no los cocinamos suficientemente o adecuadamente, o los manipulamos sin unas mínimas medidas de higiene. Cuando sufrimos esta enfermedad normalmente aparece con una urticaria, erupciones y enrojecimiento de la piel. A veces pueden aparecer náuseas o diarrea.

De forma general estos síntomas remiten a las 12 o 24 horas, y si no empeoramos con sofocos, trastornos respiratorios, etc., muchas veces pasa casi desapercibida y no somos conscientes de que hemos sufrido una intoxicación alimentaria.

España es un país donde el consumo de pescado es muy alto, y nos suele gustar mucho el consumo de este tipo de pescados, por lo que nosotros más que nadie debemos ser precavidos con esta toxoinfección.

Salmonelosis como sinónimo de verano

La intoxicación alimentaria por excelencia del verano. Una de las más frecuentes, que es causada por la, también conocida, bacteria Salmonella enteritidis. Según la Organización Mundial de la Salud, la toxoinfección por Salmonella llega a afectar a millones de personas en todo el mundo. Lo que, a lo mejor, no reparamos en ello es que, también, causa más de 100.000 fallecidos.

Por lo que no podemos tomárnosla a la ligera como una simple diarrea, dolor abdominal, con vómitos y náuseas. La cosa se puede complicar y debemos de ser cuidadosos con ella, especialmente en población de riesgo como niños o personas mayores.

Aunque seguramente ya lo sepamos, los huevos, la carne de res, pollo y cerdo, si no están buen cocinadas, pueden ser causantes de esta intoxicación. También puede causarla mariscos que vengan de aguas contaminadas con esta bacteria.

E. coli

La carne picada, la leche sin pasteurizar y los productos que se consumen frescos pueden ser portadores de la última intoxicación alimentaria que vamos a ver: la causada por Escherichia coli.

Normalmente intoxicarse con esta bacteria conlleva diarrea, cólicos abdominales, náuseas y vómitos. Pero ojo, porque también puede manifestarse con sangre en heces. Por eso la precaución es fundamental, cocinando bien los alimentos, y si vamos a consumirlos en crudo, limpiarlos e higienizarlos correctamente antes.

No en vano cada año se estima que en el mundo 600 millones de personas son víctimas de esta bacteria por no tener acceso a alimentos con unas medidas mínimas de higiene, y más de 420.000 personas mueren cada año a causa de esta enfermedad. Por lo que, es un motivo más para este verano extremar las precauciones.

laSexta/ El Muro/ Luis Alberto Zamora