ABRIENDO BOCA

Los ultraprocesados nos hacen envejecer

"Confundimos los ultraprocesdos con la comida rápida, aunque muchas veces coinciden ambos términos. Pero cuando hablamos de los primeros nos referimos a los productos alimentarios que no contienen en su composición ningún alimento entero o identificable de forma fácil"...

Un nuevo golpe contra los alimentos ultraprocesados. A escasas 24 horas de que en la Comunidad de Madrid se produzca el tan esperado cambio en la comida que se ofrece como “beca comedor” a los niños y niñas con recursos limitados, pasando se servirse de empresas de comida rápida a empresas de catering, una nueva publicación pone en el punto de mira a este tipo de alimentos.

Aunque nunca se han defendido como el paradigma de una alimentación saludable, y nadie discute que su consumo en altas cantidades está relacionado con un mayor riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión o algunos tipos de cáncer, como el de colon, esta nueva publicación científica añade más motivos para reducir y controlar su consumo en el día a día.

Ultraprocesados y envejecimiento celular

La noticia saltaba a raíz de la investigación llevada a cabo en el CIBER de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), adscrito a la Universidad de Navarra, donde se describe y constata que un alto consumo de alimentos ultraprocesados acelera el envejecimiento de nuestras células. Concretamente al acortar los telómeros de los cromosomas. Es decir, la parte final de éstos y que son marcadores de la edad de nuestras células.

Dicho de otra manera, lo que comemos influye en nuestro material genético, es decir, en nuestro ADN. Y más concretamente en esta parte tan importante, ya que, normalmente, los telómeros se van acortando como resultado del propio envejecimiento asociado a la edad. Pero también puede deberse a otras causas, y, entre ellas, ahora se refuerza también la influencia de una alimentación inadecuada.

¿Qué son los alimentos ultraprocesados?

Confundimos los ultraprocesdos con la comida rápida, aunque muchas veces coinciden ambos términos. Pero cuando hablamos de los primeros nos referimos a los productos alimentarios que no contienen en su composición ningún alimento entero o identificable de forma fácil, si no que son listas de partes de alimentos (como almidones, féculas, proteínas de, …) y de otros ingredientes, como colorantes, aromas, emulsionantes, etc.

Estamos hablando de alimentos como las carnes procesadas, la bollería industrial, postres lácteos, cereales de desayuno o mucha parte de la comida precocinada que nos venden en las estanterías de los supermercados. De hecho, puede que la salchicha sea el máximo exponente de alimento ultraprocesado, ya que hasta hablando de la calidad de la carne que utilizan suscita muchas dudas a los investigadores y estudiosos de la nutrición.

En este estudio en concreto al que hago referencia se estableció que un consumo alto de estos alimentos, más o menos más de tres raciones al día, deterioraba los telómeros de los cromosomas, acelerando su acortamiento y, con ello, el envejecimiento de las células de nuestro organismo. Lo que vendría a explicar lo que otros estudios anteriores habían puesto de manifiesto: que un alto consumo de estos alimentos se asociaba a una mortalidad prematura.

Alimentos para alargar la vida

De la misma manera que los ultraprocesados aceleran el proceso de envejecimiento, otros muchos estudios han investigado qué alimentos y qué nutrientes tendrían el efecto contrario, el de proteger a nuestro organismo contra el proceso de degeneración asociada a la edad o a un ritmo de vida no del todo saludable.

Y como seguramente puede imaginarte, los alimentos vegetales son los reyes de este proceso. No solo gracias a su aporte de pocas calorías y mucha fibra (que también), si no a su papel de aportar a nuestro día a día un sinfín de antioxidantes que nos protege de la acción de los agentes prooxidantes de nuestro cuerpo. Y un cuerpo oxidado es un cuerpo que envejece mucho más rápido.

El gran responsable de esto, dicho de una manera simple pero que creo que es muy atractiva y fácil de recordar, es el color de las frutas y verduras. Los pigmentos de la gran mayoría de ellas son potentes antioxidantes, como la clorofila, responsable del color verde, los betacarotenos, asociados a los colores naranjas, o el licopeno, identificado en gran cantidad de frutas y verduras de colores rojos.

Estas sustancias tienen la capacidad de bloquear y neutralizar las sustancias que nuestra alimentación, ritmo de vida o simplemente, el estrés, causan y oxidan nuestras células. De esta manera evitamos un envejecimiento acelerado y mayor de lo que nuestro reloj biológico asociada a la edad marca.

No debemos de olvidar que antes de comer carne, los homínidos, solo se alimentaban de frutas, verduras, frutos y raíces. Y si hasta aquí hemos llegado, es que algo bueno tenían.

laSexta/ El Muro/ Luis Alberto Zamora