EL PATIO
Los partidos rechazan la Superliga
Ha sido sólo por un momento, pero el fútbol y la Superliga han invadido el debate político dejando de lado la campaña electoral madrileña. Y además con un punto en común: la mayoría de los grupos no apoya el nuevo proyecto del fútbol europeo.
La polémica sobre la creación de la Superliga europea ha llegado al Congreso. El debate que hay en la calle lo han mantenido también los portavoces parlamentarios. La mayoría no defiende el nuevo proyecto del fútbol europeo. Se repite el argumento de que los ricos acabarán comiéndose del todo a los clubes pobres escribiendo el principio del fin del fútbol.
Errejón sabría que el asunto estaba de actualidad y se ha presentado en la rueda de prensa con un libro titulado 'La secesión de los ricos', de Antonio Ariño y Juan Romero. Un relato que habla sobre el incremento y la concentración de la riqueza en manos de una minoría. Para el portavoz de Más País, la Superliga pretende "la secesión oligopólica de los clubes más grandes, vulnerando los derechos de los aficionados y de los equipos menores". Errejón se reconoce aficionado del F.C. Barcelona pero asume también que los equipos modestos deben tener su espacio y confiesa que él "disfrutaría más con una liga más reñida, con sorpresas y opciones para los equipos modestos". Ha concluido diciendo que "la Superliga mataría el fútbol".
Su compañero Joan Baldoví no se ha quedado corto en las críticas. Asegura que con él no cuenten para ver los partidos de la pretendida competición de los mejores de Europa, "que se la coman con sus millones", ha sentenciado. La riqueza de los grandes del fútbol apuntala las posiciones en contra. El portavoz de Compromís habla de una élite del fútbol que quiere acabar con los clubes más humildes y ya ha dejado claro que él verá otros deportes menos mediáticos pero igual de entretenidos.
La Superliga no ha encontrado halagos entre los portavoces. Tampoco de los partidos catalanes. Gabriel Rufián, forofo del Espanyol, ha rebajado la polémica a "peleas entre millonarios que acabarán poniéndose de acuerdo". Para el político independentista, el fútbol ha dejado de tener el interés que tenía y considera que "este nuevo negocio puede impedir que equipos pequeños puedan jugar, por ejemplo, con el Bayern de Múnich".
Para los independentistas vascos de Bildu hay una clara "intención por vender el fútbol al mejor postor con un efecto letal en todos los clubes". La portavoz vasca, Mertxe Aizpurua, ha sentenciado que la única pretensión es convertir este deporte en un bien de consumo dejando de lado los valores del deporte.
Los partidos que más se han puesto de perfil han sido el PP y Vox. El partido de Casado, en boca de su portavoz Cuca Gamarra, ha expresado su deseo de que haya espacio para el diálogo y el acuerdo, aunque también ha reconocido que "el fútbol también tiene que ver con el anhelo de que el pequeño pueda competir con el grande".
Espinosa de los Monteros cree que los políticos que no saben de fútbol no deben echar más leña al fuego sobre el asunto, asegurando que se pronunciarán cuando haya una decisión definitiva tomada.
Así es como, por un rato, el fútbol ha invadido el debate político dejando de lado la campaña electoral madrileña. Y en el aire sigue lo que ocurrirá el 9 de mayo cuando decaiga el estado de alarma. El gobierno sigue sin presentar su alternativa y sus socios se lo siguen reclamando. Mientras tanto, el fútbol sigue entreteniendo al pueblo y a los políticos.