El patio
Sánchez para rato
"El Gobierno podría haber dado prioridad al PNV y que fueran otros los irrelevantes, pero no ha sido así. Y es tan poco habitual, que genera sospechas. Sánchez tiene aseguradas las cuentas y el PNV se ha quedado un poco descolgado".
Dice Gabriel Rufián que al Gobierno hay que obligarle a pactar. Y eso es lo que ha hecho. ERC quería una ley audiovisual que impusiera cuotas para la producción audiovisual en las lenguas cooficiales y lo ha conseguido. El acuerdo para que ERC apoye las cuentas incluye que el 6% del contenido de plataformas digitales como Netflix deberá ser en catalán, euskera o gallego. El portavoz independentista advirtió hace semanas que los acuerdos con ERC se sudan y así ha sido. Además de cuotas, habrá incentivos fiscales por valor de 10,5 millones de euros. El Gobierno tenía miedo a que las cuotas espantaran a las empresas audiovisuales y huyeran de España y así pretende evitarlo.
Los 13 votos a favor de ERC se suman a los 5 de Bildu. La semana empezaba con una rueda de prensa de Arnaldo Otegi desde San Sebastián anunciando el voto favorable a las cuentas de 2022. Bildu se consolida por tanto como una fuerza capaz de dar estabilidad política en Madrid. La izquierda abertzale quería jugar en la primera división del Congreso de los Diputados y el Gobierno de coalición se lo está permitiendo. Su papel y su protagonismo no se esconden. Lejos quedan ya las fotos con caras largas o los encuentros furtivos. Y lejos y olvidadas las desacertadas palabras de Otegi vinculando el apoyo a las cuentas a la salida de la cárcel de presos etarras.
Bildu anunció que había arrancado al Gobierno un compromiso para fijar un "escudo social" a través del cual, por ejemplo, se prohíben de forma permanente los desahucios a personas vulnerables sin alternativa habitacional. Pero también han pactado inversiones económicas en el País Vasco y Navarra, que la cadena infantil ETB3 que emite en euskera se vea en Navarra o que la policía foral se pueda jubilar a los 60 años como los policías nacionales.
Hay una medida que el Gobierno ha pactado con Bildu que ha escocido sobremanera al PNV, su eterno rival político. Ambos partidos vascos tenían una enmienda que incluía un fondo de compensación para las víctimas del amianto por valor de 25 millones de euros. Se trata de una iniciativa del Parlamento vasco que para los peneuvistas era importante. Pero cuando se quisieron dar cuenta, el Gobierno ya la había pactado con Bildu y no les dejaron que el texto llevara también la firma del PNV.
Hay malestar y desconcierto en los nacionalistas vascos de Antoni Ortuzar. Por este asunto de la enmienda sobre el amianto, pero también por cómo se está desarrollando la negociación. Esta vez no hay un paquete de medidas encima de la mesa, si no que el Gobierno les va dando píldoras en forma de enmiendas. Es decir, el Gobierno ha aceptado más de 40 enmiendas del PNV, pero en alguna ocasión se admiten con tan poco margen de maniobra que, incluso, el partido se queda sin margen para venderlas a la opinión pública con un cierto empaque.
En la práctica, el PNV está apoyando las cuentas en las diferentes votaciones que ya se han celebrado y lo seguirá haciendo, pero Aitor Esteban condicionó el sí definitivo a que hubiera nuevos acuerdos de peso y eso todavía no se ha producido.
Lo curioso de la situación es que Sánchez ya tiene firmados acuerdos con siete fuerzas políticas. Cuenta, como mínimo, con 181 votos para aprobar las cuentas y con estos números ya no necesita al PNV. Esta vez, los 5 diputados vascos no son imprescindibles. Alguien no ha querido que lo sean. El Gobierno podría haber dado prioridad al PNV y que fueran otros los irrelevantes, pero no ha sido así. Y es tan poco habitual, que genera sospechas. El PNV era el socio preferente de Sánchez y siempre se le ha cuidado como tal. Es posible que acaben llegando a un buen acuerdo, quizás en el Senado y quizás sobre el TAV, el tren de alta velocidad en Euskadi. Es lógico que el PNV quiera justificar su apoyo de alguna manera, pero lo cierto es que, hoy por hoy, Sánchez tiene aseguradas las cuentas y por una vez desde hace tiempo el PNV se ha quedado un poco descolgado. Y también un poco huérfano de ese papel protagonista y relevante para cambiar la vida de los vascos. Les ha salido un competidor al que el Gobierno también le pasa la pelota: Bildu.