DE PUÑO Y LETRA
Mazón, el funeral y el serrucho
"Mazón se nos presenta como un esquizofrénico, armado con un serrucho y dispuesto a cortar la rama del árbol sobre la que está sentado. Por eso no hay que hacer mucho caso a lo que dice. Sólo hay que esperar a que caiga...".
La esquizofrenia viene de antiguo. Puede decirse que es un trastorno mental propio de la sociedad capitalista donde "parecer" siempre resulta más importante que "ser". Leyendo las conversaciones con Joseph Campbell, publicadas por Atalanta bajo el título Mito y sentido, descubro que el término "esquizofrenia" fue acuñado por el psiquiatra suizo Paul Eugen Bleuler a principios del siglo pasado. Bleur fue el principal maestro de Jung, a pesar de que cada vez que se habla del maestro de Jung no se haga referencia a él, sino a Freud.
Como ya sabemos, el esquizofrénico altera la realidad y se cree sus propias mentiras, siempre en beneficio propio. Un claro ejemplo de esquizofrenia política lo tenemos en el PSOE, partido que defiende políticas económicas más cercanas al neoliberalismo que a las que son, o deberían ser, de izquierda. Lo hemos vivido durante la pandemia. En un estado de alarma, cuando en los hospitales se necesitaron camas, no se liberó una sola de los hospitales privados. A partir de aquí, podríamos seguir.
Con todo, no sólo reúnen este trastorno esquizo los de un partido dinástico, la cosa demencial también se da en el otro partido de la otra derecha, me refiero al PP. Esto lo hemos vivido los últimos días con lo del funeral en Valencia por las víctimas de la DANA, cuando Mazón apareció por la iglesia como si nada, o mejor, como si él también hubiese sido una víctima más de un desastre del que, sin lugar a dudas, ha tenido buena parte de culpa. "Yo al menos sí estaba en la iglesia, otros no", dijo Mazón, según recogieron los titulares de prensa. La verdad es que pudo haberse ahorrado el plural, pues ya sabemos a quien se refiere con lo de "otros". Sí, claro, a Pedro Sánchez, cuya ausencia ha molestado a Mazón, ya que, de haber aparecido el presidente del Gobierno por la iglesia, los insultos hubiesen quedado mejor repartidos. Eso es lo que quiso decir Mazón sin haberlo dicho; no sé si me explico.
Pero basta ya de considerar las palabras de un tipo que no merece nuestro tiempo y vayamos a lo que dice Campbell en este libro que ahora leo. Siempre tan interesante, Campbell nos ilustra acerca de la diferencia entre lo psicótico y lo neurótico. Mientras lo psicótico se encuentra en el reino del inconsciente colectivo, lo neurótico se encuentra en el inconsciente personal, en la biografía. En el caso que aquí nos ocupa hay un trauma colectivo, una catástrofe provocada por la gota fría, por lo cual, el brote psicótico es un atributo común a todas las personas que, por desgracia, han padecido en su propio pellejo la ruina de barro y miseria. A esto hay que añadir la neurosis de nuestros representantes políticos, echándose basura unos a otros; todo por salvar su piel del barrizal. Y de todos ellos, Mazón se nos presenta como un esquizofrénico, armado con un serrucho y dispuesto a cortar la rama del árbol sobre la que está sentado. Por eso no hay que hacer mucho caso a lo que dice. Sólo hay que esperar a que caiga.
Joseph Campbell sabía que todos los mitos poseen la misma esencia, vengan de la cultura que vengan. Si trasladamos este enunciado a nuestros partidos dinásticos bien podemos afirmar que ambos -PSOE y PP- mantienen la misma clave. Porque tanto el uno como el otro vienen del mismo sitio, de un Régimen arteriosclerótico como lo fue -y lo sigue siendo- el Régimen del 78.