DE PUÑO Y LETRA

Que me sirvan otra copa

"Con un estilo ágil, Entrialgo nos lleva de viaje por las noches delirantes de Myke Tyson y por los pubs que cerraba George Best, sin olvidar el Cádiz canalla que frecuentaba Mágico González"...

Con la muerte de Maradona han saltado las alarmas de la moralina biempensante. Todo indica que, para algunas personas, los deportistas han de evitar la tentación de farrearse, como si los crápulas rindieran menos que los abstemios en el terreno de juego.

Todavía no está comprobado que esto sea una constante a seguir, pero la mentalidad biempensante así lo requiere. Con tales asuntos, propios del arraigo judeocristiano, se evita por todos los medios que deportistas como Maradona, Mágico González o Dennis Rodman sirvan de ejemplo.

Porque a esta vida hemos venido a sufrir.

Sin ir más lejos, el bueno de Romario de Souza Faria, decía que si antes del encuentro no salía de juerga, al otro día no marcaba. Lo recuerda Quique Peinado en el prólogo de 'Campeones de medianoche' (Muddy Waters), uno de los libros más gamberros que te puedes echar a los ojos estas navidades. Está escrito por el periodista Daniel Entrialgo, al que ya conocíamos por su biografía de Puskas.

Con un estilo ágil, Entrialgo nos lleva de viaje por las noches delirantes de Myke Tyson y por los pubs que cerraba George Best, sin olvidar el Cádiz canalla que frecuentaba Mágico González; un vía crucis etílico que nos deja resacosos en una esquina del Madrid mugriento de 'Dum Dum' Pacheco después de visitar con Dennis Rodman la Corea del Norte de Kim Jong-Un.

El libro de Entrialgo es un libro cargado de anécdotas delirantes, como aquella que tiene como protagonista a Mágico González, cuando se presentó en calcetines en el vestuario. "Le regalé mis zapatos a un chaval que iba descalzo". Es sabido que la leyenda de Mágico González forma parte del imaginario de Cádiz, y que no hay gaditano que no te cuente que se ha tomado copas con el futbolista, como no hay gaditana que no te cuente que Mágico se quiso liar con ella. La fama de mujeriego y juerguista alimenta el mito hasta convertirlo en leyenda viva del tiempo presente. El propio futbolista jamás ha desmentido alguna de las cosas que se cuentan sobre él. "Es respetable que cada cual tenga su creatividad, que se inspiren y que, incluso, inventen", comentó en una entrevista al respecto.

Uno de los capítulos más carnales del libro de Daniel Entrialgo es el dedicado al jugador de baloncesto Dennis Rodman. El que fuera novio oficial de Madonna destaca por su rijosidad. Algo así nos viene a decir Carmen Electra -la de Los vigilantes de la playa- a la que secuestró con su consentimiento, para llevarla en moto al estadio de los Bulls, donde le hizo el kamasutra en versión gueto.

Tanto como Rodman, como Romario, como Mágico, como George Best o Tyson, son dignos ejemplos de que la juerga no está reñida con el deporte. Es más, cualquiera de los citados lo tenía claro; entre juerga y juerga, salían a competir. Porque la vida, poco o nada tiene que ver con los conventos. Si eres buen deportista y disfrutas con tu juego, no puede venir la moral de los tiempos a invitarte a la flagelación, como si estuvieses cometiendo un pecado. La culpa, el castigo, la penitencia, son asuntos que se llevan mal con la fiesta del deporte.

Sobre todo lo demás, tienes que ser un buen deportista, el mejor en lo tuyo. Como ejemplo me pongo a mí mismo que, por muchas lonchas que esnife, jamás llegaré a jugar al fútbol igual que Maradona. Por eso la cocaína, ni la pruebo. Pero si a esta vida hemos venido a sufrir, eso sí, a mí que me sirvan otra copa.

laSexta/ El Muro/ Montero Glez