DIARIO DE UN CONFINAMIENTO
Hoy casi salgo de casa
"No quiero salir. Me da pánico salir. Respiro mal. Es un síntoma, ¿no? No, solo es que me estoy agobiando. Relaja"...
Hoy casi salgo de casa. En la residencia de mi madre no conseguían un medicamento suyo muy importante que se le acababa ya y les dije, como están saturados y haciendo una tarea heroica, que si no podían ellos, salía yo. Para comprar el medicamento he llamado a varias farmacias de cerca de su residencia hasta que he dado con una que lo tenía. Luego he telefoneado a la policía para decirles si necesitaba un permiso para ir. Me han dicho que no, que con llevar la tarjeta sanitaria y la receta, si me paraba un poli por la calle y me preguntaba, bastaría. Pero claro, yo tenía que ir hasta la residencia (10 minutos andando) a recoger tarjeta y receta y hasta llegar no tendría nada. "Intenta que la residencia te mande un justificante de que vas a comprar esa medicina. Dependes del compañero que te pare. Pero con eso supongo que no habrá ningún problema". Me ha parecido lógico y justo. He llamado y me han dicho que les diera tiempo para hacer el papel, que no se lo había pedido nadie y que tenían que ver. Y entonces ha pasado esto en mi cabeza.
'No quiero salir. Me da pánico salir'
"Pobres. Con la que tienen encima. No van a poder hacerlo. ¿Y si salgo sin el papel y que sea lo que Dios quiera? Me multarán. Me da igual. Que me multen. El problema es que no me dejarán llegar. Y mi madre sin la Lixiana de 60 mg. Como le dé un trombo, qué. Se muere. Los hospitales estarán colapsados. Bueno, me espero. ¿Cojo una mascarilla? Sí. ¿Tenemos? Sí. Le dimos unas cuantas a un familiar que tiene a su mujer contagiada, pero hay. ¿Llevo guantes? Mejor. ¿Me sabré quitar los guantes bien? ¿Y si toco algo y meto el virus en la residencia? Sé que hay infectados. Y muertos. ¿Se morirá mi madre? ¿O lo traeré a casa? Si me lavo y me desinfecto cada 10 segundos, no. O sí. H lleva un día muy ñoño. ¿Estará malo? ¿Tendrá algo? No quiero salir. Me da pánico salir. Respiro mal. Es un síntoma, ¿no? No, solo es que me estoy agobiando. Relaja. Tengo ahí el móvil que le compré a mi madre antes de todo esto para que pudiera ver a los niños por Skype. No se lo llevé porque la confinaron. ¿Se lo acerco? Debería. No ve a los niños desde hace semanas. Se va a deprimir. Más, digo. Tiene dolores. Ansiedad. Lo de los medicamentos la está matando de tensión. Hay que desinfectar el móvil. ¿Tendrá algo? ¿Lo traería a casa cuando lo compré? No quiero salir. Me da pavor salir. Me quiero quedar".
Os juro que ha sido literal. Por suerte, han llamado de la residencia: que su farmacia les ha dicho que les acercan la medicina ellos y me cargan lo que cuesta a mí, y que han programado llamadas por Skype para los residentes, porque psicológicamente es muy necesario para todos ellos.
Y ahora solo puedo pensar en la gente que cada día tiene que salir de casa para trabajar, en la que está cuidando de que tengamos lo necesario para seguir viviendo o sobreviviendo. Y de verdad que no sé cómo darles las gracias y decirles que no puedo ni imaginar lo que sienten cada día. Hoy lo he barruntado durante un rato y ha sido de los peores momentos de este confinamiento. Y no se me ocurre nada más que darles las gracias.