UNA LUZ QUE NUNCA SE VA

Jugar el Mundial de fútbol de Qatar

Jugar el Mundial de fútbol de Catar | EFE
  Madrid | 14/11/2022

"Un simple ruido que es tapado por los aplausos y gritos que celebran un gol. Parece que no les toca nada. Que lo único en lo que tienen que centrarse es en hacerlo "bien". Hacerlo bien es elevar la voz ante lo injusto. Visibilizarlo. Denunciarlo. Negarse a formar parte"...

Al entrenador de la selección española, Luis Enrique, no le supone "ningún problema" jugar en Qatar la copa mundial de la FIFA.

Ha declarado que: "es evidente que Qatar es un país al que le envuelven situaciones conflictivas, pero eso depende de las cosas en las que te quieras fijar. Si te quieres centrar en los problemas o en las situaciones que pueden ayudar a mejorar las cosas".

Según el INFORME 2021/22 de Amnistía Internacional en el país del Golfo las mujeres están bajo un sistema de tutela masculina que las obliga a tener el permiso de su tutor hombre para casarse, estudiar en el extranjero con becas públicas o recibir algunos servicios de salud reproductiva. Además se discrimina a las mujeres divorciadas.

En Qatar el código penal castiga las relaciones homosexuales entre hombres con hasta siete años de prisión.

Un sistema de explotación laboral que ha dejado más de 6.500 trabajadores fallecidos en las obras del Mundial por las largas jornadas laborales bajo temperaturas extremas.

"Ningún problema" o "situaciones conflictivas".

Poder fijarte, o no, en una cuestión de derechos humanos es un privilegio.

La sensación es que al mundo del fútbol no le importa el mundo y solo le importa el fútbol.

Que, total, esas situaciones le incumben a las mujeres, los maricas y los pobres.

No a nosotros.

¿Para qué llevar un brazalete arcoíris como muestra de apoyo al colectivo LGTBIQA+?

Aquí nada de "ideología" o de "política".

Aquí nada de vida.

La vida siempre fuera de juego.

Porque lo único que importa es jugar y ganar.

Pero resulta que hay cosas más importantes que jugar o ganar.

Hay cosas que no son un juego y hay pérdidas que no son en un campo de fútbol.

La sensación es la de que esos valores del deporte.

Ese orgullo patrio y esa marca España y esa bandera.

Es un lugar solo para algunos.

Para dioses o semidioses a los que no atraviesa lo humano.

A los que la dignidad de los demás es un lejano murmullo.

Un simple ruido que es tapado por los aplausos y gritos que celebran un gol.

Parece que no les toca nada.

Que lo único en lo que tienen que centrarse es en hacerlo "bien".

Hacerlo bien es elevar la voz ante lo injusto.

Visibilizarlo.

Denunciarlo.

Negarse a formar parte.

Hacer presión.

Hacerlo bien es tener gestos de empatía y compasión a quienes no son tú.

Es mostrar solidaridad.

España ya ha perdido el Mundial antes de empezar.

Lo ha hecho porque lo que se espera de un equipo es que esté a la altura.

Estar a la altura es que la vulneración de derechos humanos te suponga un problema.

De qué sirve alzar una copa representando a un país.

Gritar ¡Viva España!

Si aquellas personas que habitan los países.

Te dan exactamente igual.