Y lo que no es la lluvia
Cómo afecta la lluvia en unas elecciones
La última vez que tuvieron lugar unas elecciones en un día de lluvia protagonizaron una bajada de número de votos. Eso sí, hay que tener en cuenta que no era la única situación extraordinaria que les acompañaba.
Las participación en un día de elecciones depende de muchos factores y uno de ellos puede llegar a ser el clima. De cara a las elecciones de 2015, Sandra León, profesora de ciencias políticas en la Universidad de York, explicaba a laSexta que la lluvia podía tener un "papel menor" en la participación, augurando una "movilización mayor porque la gente percibe que estas son unas elecciones de cambio y no de continuidad".
En España no existen muchos estudios relacionados entre la meteorología y la participación electoral, pero alguno sí existe: hay uno publicado por J.A. Caselles, de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), que analizaba este aspecto, especialmente en cómo afectó la meteorología al voto a los dos partidos clásicos del bipartidismo, PSOE y PP, en las elecciones municipales de 1987 a 2011.
En este estudio, recogido por ElTiempo.es, se demostraba que la meteorología adversa sí es un coste para el votante, lo que se traduce en un menor nivel de participación. Concretamente, apuntaba a una participación un 0,5% menor en los lugares donde llueve, en comparación con aquellos que tenían tiempo despejado. Asimismo, señalaba que la lluvia no afecta igual a todos los partidos: los más conservadores se ven más beneficiados en caso de lluvia, ya que los votantes de ideología conservadora se ven menos afectados por el aumento de costes de ir a votar en condiciones adversas.
En las pasadas elecciones autonómicas de Castilla y León, que estuvieron marcadas por una borrasca, se registró una participación del 63,44% (1.217.898 votos). Esto supuso 2,35 puntos menos que en las de 2019, donde se alcanzó una participación del 65,79% (1.391.449). Si bien el mal tiempo fue una de las causas, también lo fue el miedo a la sexta ola de coronavirus que se vivía entonces.
Donde también cayó fue en las elecciones generales del 10 de noviembre de 2019, jornada electoral que también estuvo marcado por el viento y las bajas temperaturas en la península y Baleares. Pero especialmente en Galicia. A las 18:00 de la tarde de aquel domingo lluvioso los datos de participación hablaban por sí solos. Madrid, la comunidad con más participación, situaba su porcentaje en un 61,50%. Es decir, 3,6 puntos menos que el dato registrado en las de abril. A nivel nacional, la participación también recogía caída parecida de 3,88 puntos respecto a las últimas.
No obstante, el tiempo podría no ser el motivo primordial para quedarse en casa, pues cabe recordar que las de abril de 2019 ya se celebraron unas elecciones que terminaron desembocando en unos nuevos comicios ante la imposibilidad de formar gobierno. Es más, el barómetro del CIS postelectoral confirmó que el trasvase de más de un millón de votos a la abstención tenía un motivo detrás que no era el tiempo: un 33% aseguró estar harto de la política y de las elecciones.
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A esa cifra se sumaba un 22% que lamentaba que no existiera una alternativa que les satisficiera, un 15% al que no le inspiraba confianza ningún partido y un 12% al que, simplemente, le daba igual votar o no. El 7,5% se abstuvo para mostrar su descontento (7,5%).
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