Lotería de Navidad

El arte de crear un décimo de la Lotería de Navidad, de la "capilla" a la venta

Del trazo inicial al papel numerado: así se crea, paso a paso, el décimo de la Lotería de Navidad, una pequeña obra de arte que cada diciembre despierta millones de ilusiones.

Décimo de NavidadFlickr

Cada Navidad, millones de españoles comparten un mismo gesto: comprar un décimo de la Lotería. Pero detrás de ese pequeño rectángulo de papel hay mucho más que suerte y superstición. Antes de que llegue a las administraciones, el décimo ha pasado por un proceso artístico, técnico y casi ritual que convierte una hoja en blanco en uno de los símbolos más reconocibles de las fiestas.

El décimo de la Lotería de Navidad no solo representa una oportunidad de ganar el Gordo, también es el resultado de un complejo trabajo de diseño, grabado e impresión que se lleva a cabo en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT). Allí, artistas, técnicos e impresores dan forma a una auténtica pieza de arte.

En este recorrido descubrimos cómo nace, paso a paso, el billete más emblemático del año: desde la primera pincelada en la 'capilla' hasta su llegada a millones de manos llenas de ilusión.

1. El origen: cuando el arte se elige antes que el número

Todo empieza muchos meses antes del sorteo. Loterías y Apuestas del Estado y la FNMT eligen la imagen que ilustrará el décimo de la Lotería de Navidad. Cada año, esta ilustración rinde homenaje a una obra maestra del arte sacro o del patrimonio español. Detalles de retablos, pinturas del Museo del Prado o esculturas históricas se convierten en protagonistas de un diseño que mezcla tradición cultural y estética contemporánea.

El objetivo es doble: crear un billete bello y reconocible, pero también reivindicar el vínculo entre la Lotería de Navidad y la historia artística del país.

2. La "capilla": el nacimiento del décimo

La siguiente parada del recorrido es la "capilla", la primera prueba impresa del billete. En ella ya aparece la imagen seleccionada, junto con logotipos, tipografía y todos los elementos gráficos que compondrán el décimo, pero sin numeración todavía. Es el momento en el que el arte se encuentra con la técnica.

Las "capillas" son piezas únicas y muy valoradas: muchas se conservan en museos o archivos, ya que reflejan el trazo, el color y la composición original antes de la producción masiva. En cierto modo, la "capilla" es al décimo lo que un boceto es a un cuadro: la primera vida de una obra que luego verá millones de copias.

Dos décimos de Lotería de Navidad de 2020Wikimedia

3. El grabado: precisión y tradición sobre el papel

Una vez aprobada la "capilla", comienza la labor del grabador. Su trabajo es transformar la imagen en líneas, relieves y texturas aptas para la impresión. Durante siglos, esta técnica se realizó a mano, con buriles y planchas metálicas. Hoy se combina con herramientas digitales, pero el espíritu artesanal se mantiene intacto.

El papel que se utiliza también es especial: contiene fibras de seguridad, marcas de agua y elementos invisibles a simple vista que garantizan su autenticidad. El resultado final debe ser estéticamente perfecto, pero también imposible de falsificar.

4. La numeración y el control de seguridad

Con el diseño finalizado, llega la etapa más técnica: la impresión masiva. Se añaden los números, las series y las fracciones que convierten cada billete en una pieza única. La FMNT imprime millones de ejemplares bajo estrictas medidas de seguridad. Cada décimo es controlado, verificado y registrado.

En esta fase, el arte inicial se convierte en producto: un pequeño papel cargado de historia, belleza y esperanza que pronto circulará por toda España.

5. El viaje final: del taller a la ilusión colectiva

Cuando los décimos salen de la FNMT, comienzan su propio viaje hacia las administraciones de Lotería. Allí, entre escaparates decorados con luces y villancicos, el arte del billete se transforma en emoción compartida. Familias, amigos y compañeros de trabajo compran su número con la esperanza de que la suerte les visite el 22 de diciembre.

La imagen que un día fue un boceto artístico se convierte entonces en parte del paisaje navideño: un icono que une tradición, cultura y deseo en torno a un simple trozo de papel.

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