Revive el concepto de la mítica Fórmula 5000 con una competición que busca su hueco en las carreras de las antípodas.
Tim Macrow y James Golding, primeros ganadores de la nueva gran categoría de monoplazas en Australia.
Si nos fijamos en el mundo de los monoplazas, la Fórmula 1 es la reina de las compeiticiones de este tipo. En cierta forma, además, toma el papel de la máxima categoría nacida en Europa. Si viajamos a América nos encontramos con la IndyCar, mientras en Asia está la Super Fórmula. Aunque son esencialmente competiciones nacionales (Estados Unidos y Japón), no dejan de ser también las categorías de monoplazas más elevadas de sus respectivos continentes. Quizás por eso se echaba en falta una réplica parecida en Oceanía, un rincón del mundo que tiene una gran tradición de automovilismo, aunque sea siempre con su propio sabor especial. Así, la S5000 australiana nació con el objetivo de rellenar este hueco y el pasado fin de semana la categoría se estrenó en Sandown.
Evidentemente, la S5000 no podía ser una categoría al uso y al final consigue mantener ese sabor australiano tan característico de sus competiciones nacionales. El proyecto comenzó hace tres años como una idea de rescatar el concepto de la Fórmula 5000 de los años 70. Esta fue una categoría con una gran popularidad en el mundo anglosajón con grandes campeonatos en Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia. Una buena idea que inicialmente tenía que emplear viejos chasis Swift provenientes de la Super Fórmula aunque con grandes modificaciones para que visualmente pareciera un F5000. El problema, la homologación. Sin esperanzas de ser aceptados por la CAMS, la categoría conocida como Formula Thunder 5000 habría acabado siendo una Fórmula Libre, con todo lo que ello comporta.
La respuesta ante este problema vino de la organización de los Supercars, con un coche mucho más caro aunque también más refinado. El llamado Super 5000 tenía un chasis algo más moderno y empleaba los mismos motores que los Supercars. De nuevo, problemas. Los propulsores serían simplemente demasiado caros, además de también demasiado potentes con 650 caballos. Todo ello habría obligado al campeonato a competir en circuitos calificados como Grado 2 o más de la FIA... y en 2017 solo había dos de estos circuitos en Australia, siendo ahora tres. Insuficiente para un campeonato nacional en esta década. Al final, los dos campeonatos decidieron juntar fuerzas para intentar llegar a buen puerto. Fue la mejor decisión posible.
Tras un periodo de preocupante silencio, en 2018 se anunció la decisión final sobre las especificaciones de los nuevos S5000, ahora organizados sin los Supercars de por medio y bajo la batuta de la misma gente que organiza el nuevo TCR Australia. Se mantuvieron los motores Ford Coyote V8 de la Fórmula Thunder 5000, modificados por InnoV8 para que dieran 560 caballos de potencia con un buen par motor y una caja de cambios de seis velocidades fabricada por Holinger. En cuanto al chasis, al final se optó por los Onroak-Liger JS F3, los mismos coches que se usan en la Fórmula 3 Americas... aunque el hecho de contar con el doble de potencia que esta categoría la separa por completo de cualquier F3. Borland Racing Developments se encarga de las suspensiones y los kits aerodinámicos, mientras Garry Rogers Motorsport ensambla los coches. ¿Y los neumáticos? Para mantener una imagen ajena a cualquier otra categoría de monoplazas, al final se optó por Hoosier.
La imagen final dista mucho de lo que podría haber sido un 'mero' Fórmula 3 con un motor potente y con unos neumáticos lo suficientemente grandes como para gestionar toda la potencia disponible, el aspecto de los S5000 es sorprendentemente atractivo y a su manera, fiel a los antiguos Fórmula 5000. Después de la primera aparición pública del coche en la última prueba de los Supercars en 2018, se anunció un campeonato para 2019... Pero ahí empezaron los 'problemas'. En abril de 2019 se anunció un retraso de cuatro meses por una cuestión de suministro de materiales desde Estados Unidos. En otras palabras, los coches no estaban listos y no podían competir. Se anunció que la primera cita sería en septiembre en Sandown... ¡y se cumplió sin problemas!
El único problema es que el campeonato contará en 2019 con solo dos rondas, una en Sandown y otra en The Bend. No hay tiempo para más, teniendo en cuenta los calendarios de automovilismo australiano. Pero, decididos a crear algo especial y a ocupar ese hueco parecido al de la IndyCar o la Super Fórmula, los organizadores se lanzaron a buscar un piloto de renombre que generara interés. Ahí salió Luciano Burti, no como piloto sino como contacto. El brasileño se encargó de contactar a un Rubens Barrichello a quien le atrajo la idea de volver a competir en monoplazas. Sin pensarlo demasiado se lanzó a la aventura, compitiendo contra diez pilotos australianos y dos neozelandeses para una nada despreciable parrilla de trece coches.
El resultado, un éxito a muchos niveles, tanto organizativo como deportivo y en lo que se refiere al espectáculo. Visualmente, los S5000 son una gozada de ver; coches que se mueven bastante y que suenan como si fueran grandes turismos al estilo Supercars. Los coches acaban dando un aspecto parecido -salvando las distancias- a los IndyCar. De hecho, ese es el objetivo de los organizadores, que se fijan en coches potentes con mucho agarre mecánico y poca aerodinámica como ejemplo. Lógicamente, un campeonato que comienza ahora no puede tener las expectativas de competir contra los grandes protagonistas del mundo de los monoplazas. Pero sí puede posicionarse como el punto final de los pilotos de monoplazas en Australia y Nueva Zelanda, además de suponer una salida distinta a pilotos asiáticos que no optan a la Super Fórmula...
En cuanto a lo deportivo, que es quizás lo menos importante en un nuevo campeonato que espera asentarse, las victorias en Sandown fueron para Tim Macrow y James Golding en las carreras de clasificación -la S5000 cuenta con un peculiar sistema clasificatorio a medio camino entre el motocross y el karting- y de nuevo James Golding en una carrera final interrumpida por el fuerte accidente de Alex Davison. Fue quizás un final abrupto a una competición que arrancó con bastante buen pie. Por su parte, Rubens Barrichello fue de menos a más con un séptimo, un quinto y un segundo puesto que le sitúan entre los primeros clasificados en la general. Ahora, el campeonato tendrá un tiempo para reflexionar sobre su primera cita antes de terminar su primera y corta temporada en The Bend el día 17 de noviembre. Se espera que el próximo año el campeonato tenga seis o siete reuniones. Grandes noticias para lo que puede ser una competición fantástica.