Un duro rival para Aston Martin y McLaren
David Brabham ha querido continuar el legado de su padre con el primer vehículo de producción de Brabham Automotive, la marca con aroma de Fórmula 1 que acaba de nacer
Hace ya tiempo que el equipo Brabham desapareció del Mundial de Fórmula 1, sin embargo, su nombre ha perdurado en competición gracias a que David, uno de los tres hijos de Jack Brabham (triple campeón del mundo en 1959,1960 y 1966), tuvo una tardía pero larga trayectoria deportiva. Ahora, ya apartado de la competición, David Brabham se ha propuesto hacer perdurar el apellido de su padre gracias a la creación de un nuevo superdeportivo creado específicamente para ser disfrutado en los circuitos.
Nace de esta forma el Brabham BT62 tras años de intenso desarrollo y con un diseño llamado a competir con los principales fabricantes de deportivos británicos en lo que a exclusividad y prestaciones se refiere. El interior, prácticamente desposeído de cualquier tipo de comodidad es toda una declaración de intenciones. No es un coche para hacer kilómetros entre el tráfico, es más, ni tan siquiera está homologado para ser conducido en la calle. Es todo un coche de carreras con una relación peso-potencia de 720 CV por tonelada y una carga aerodinámica a máxima velocidad de 1.200 kilogramos.
La palabra excitante se queda corta cuando hablamos de que el V8 atmosférico de 5,4 litros que se oculta en las entrañas del BT62 es capaz de generar un par de 667 Nm y unos 700 CV de potencia para los apenas 972 kilogramos del conjunto. Esto último se consigue debido a que en su producción se han empleado de forma masiva materiales ligeros como la fibra de carbono.
Por el momento, Brabham Automotive no ha revelado más detalles acerca de sus prestaciones o el resto de los elementos mecánicos, aunque es de esperar que siga la configuración habitual de deportivo de tracción trasera y caja de cambios secuencial con levas detrás del volante.
Por el momento, las pretensiones de David Brabham y el resto de los responsables de la marca será la de ensamblar 70 unidades que se venderán a un precio de 1,14 millones de euros, contando las 35 primeras con una librea heredad de los años dorados del equipo en competición.
La primera piedra en un proyecto que se espera que vaya a más durante los próximos años, incluso no descartando el reflotar la estructura de carreras como tributo póstumo a Jack Brabham.