En pleno boom de los todocaminos, el
Lamborghini Urus ha nacido para demostrar que este segmento de vehículos también puede ser deportivo a pesar de chocar con el concepto inicial con el que se gestó este tipo de vehículos. A poco más de una semana para que comience el Dakar, es un buen momento para echar un vistazo atrás y remontarnos
al que fue su antepasado, el LM002 (Lamborghini Militare 002) y precisamente a la versión que estuvo a punto de disputar el Rally París-Dakar cuando este todavía se disputaba el continente africano. Fue una de las muchas historias que contempla el
rally-raid más duro del planeta. Un proyecto que nace con mucha ilusión y fuera, pero que, lamentablemente, se queda a la horilla de emprender su viaje hacia el Lago Rosa de Dakar. En este caso, el espectacular todoterreno de los de
Sant’Agata Bolognese,
el Lamborghini LM002 había sido acondicionado para poder resistir la intensidad que suponen dos semanas de carrera. También tuvo mejoras en la parte mecánica, pasando su
propulsor V12 5.2 litros de entregar 455 CV hasta los 600 CV con los que estaba proyectado que compitiera en la carrera africana.
Se prescindió de todo el peso innecesario, haciendo esta mole sobre ruedas en una variante que podemos catalogar entre el Hummer de Robby Gordon y los actuales 4x4 de la categoría T1, entre ellos el Toyota Hilux con el que Nasser Al-Attiyah intentará alzarse con su tercer
tuareg dentro de la categoría de coches.
Todo lo que se pudo descargar de peso en la parte trasera fue aprovechado para
equipar otros elementos indispensables como las ruedas de repuesto, los bidones de gasolina de ‘emergencia’, palas y planchas para el inevitable momento en el que te quedabas varado en la arena. Obviamente también llevaba los elementos de seguridad, así como las jaulas antivuelco,
baquets de competición y el socorrido extintor. La principal peculiaridad de poder desconectar el sistema de tracción total, pudiendo así adaptar la configuración del Lamborghini dependiendo del tiempo de terreno a afrontar. También suena algo rudimentario que esta versión de competición
contara únicamente con frenos de tambor en el eje posterior. Todo estaba listo para que fuera el genio italiano de rallyes,
Sandro Munari, el encargado de llevar al fabricante de deportivos italiano al Dakar, acompañado en este caso por Mario Manucci haciendo las tareas de copiloto. La unidad a utilizar era una de las
tres modificadas exprofeso para competir de las poco más de 300 que únicamente se ensamblaron, aunque en el primer intento en el Rally de los Faraones de 1987 el proyecto se quedaba fuera al no encontrar el presupuesto necesario. Un año más tarde, en Grecia, el LM002 de competición se quedaba fuera después de llegar a rodar en posiciones de podio. Más allá de este intento con cierto carácter oficial, hubo otras dos oportunidades de ver preparaciones privadas del primer todoterreno de la marca, ambos sin demasiada suerte.