El mundo de las carreras es a menudo una representación de lo que sucede en la calle. La tecnolgía que se aplica en las competiciones suele acabar trasladándose a los coches de uso diario y aquello que es beneficioso para estos últimos acaba intentándose promocionar en los circuitos del mundo. Es una simbiosis tan imperfecta como inevitable. Desde 2014, Japón vuelve a estar a la vanguardia de la tecnología con una idea que poco a poco se impone en el mundo de las carreras:
el 'downsizing'. La reducción de número de cilindros y capacidad del motor sin perder potencia. A lo largo de la historia de la automoción en general y del automovilismo en particular,
dos facciones han dividido al gran público. Los más romanticos y los más técnicos. De entre estos dos grupos tan generales, los primeros disfrutan tanto con el espectacular sonido bronco de los motores americanos, enormes bloques atmosféricos de gran cilindrada como con los musicales motores italianos de refinado sonido y elevado número de cilindros. Pero como todo en esta vida, parece que el tiempo para lo romántico ya ha pasado.
Dos categorías dominan el panorama de carreras en el País del Sol Naciente; el Super GT y la Super Fórmula. El primero de estos campeonatos es un híbrido entre carrera de resistencia y DTM mientras que el segundo es una versión local de la Fórmula 1 -de hecho, la pole en Suzuka habría superado al Manor de Will Stevens en el Gran Premio de Japón de 2015-. En 2014, con ambos campeonatos usando unos coches con años de experiencia a sus espaldas, se decidió apostar por el futuro. Un futuro que ha pasado por motores más pequeños. El concepto inicial fue seguir el mismo camino que ya se ha visto en el WTCC -mundial de turismos-, en el WRC -mundial de rallyes- y en la Fórmula 1. El llamado 'downsizing', o lo que es lo mismo,
compactar los motores con menor capacidad, menor número de cilindros pero añadir una presencia del turbo para compensar por la teórica falta de potencia. A todo ello hay que añadirle un menor consumo por regla general y en el caso de los motores de calle, una menor contaminación. El turbo está llamado a dominar las calles y las carreras deben adaptarse.
El resultado es el que se ha visto en los campeonatos del Super GT y la Super Fórmula en Japón.
De los espectaculares y estridentes motores V8 de 3.400cc de 2013 se pasó a otros mucho más eficientes propulsores de 4 cilindros en línea de 2.000cc con turbocompresor. Un sonido muy distinto, un pilotaje igualmente distinto y una nueva tendencia abierta en el mundo de las carreras. Los japoneses se unieron así a esa tendencia de reducir el tamaño de los motores sin perder rendimiento gracias a los turbos. Pero no es la única tendencia 'moderna' -aunque justificablemente interesante- a la que le echaron el ojo. Si los tres fabricantes de motores de la categoría principal del Super GT, llamada GT500 -por los caballos de potencia-, montaban estos nuevos motores más reducidos,
uno de ellos decidió que un sistema híbrido cuadraba con la idea de un motor pequeño y eficiente. De esta forma nació el Honda NSX Concept-GT, un coche de carreras con 'downsizing' e hibridaje; algo que también se ha visto en la Fórmula 1 con los sistemas de recuperación de energía y en el WEC -mundial de resistencia-.
Finalmente, una decisión interesante por parte de la dirección de los campeonatos nipones fue la de compartir el uso de los propulsores del Super GT y la Super Fórmula. Puesto que ambos son coches de grandes prestaciones y el nuevo motor debía ser compacto, no solo era utilizable para un coche de GT japonés, sino que también podía plantearse el uso en monoplazas. De esta forma,
se ahorró en diseño de motores y se hizo que los equipos pudieran usar los mismos recambios en gran medida en los dos campeonatos. Para Toyota y Honda, únicos fabricantes que toman parte en las dos competiciones, es una forma de promover además su producto, puesto que
los motores que montan en los Lexus RC F y Honda NSX acaban siendo los mismos que los que se usan en los Dallara SF14 que impresionan a mayores y niños. Ahorro, posibilidad de márketing y entrada en el juego del 'downsizing' y la presencia del turbo. Puede que el estilo no guste a todo el mundo pero demuestra el camino que se va a tomar con el mundo de las carreras. Ahora solo hay que pedir que Nissan decida usar ese motor en los monoplazas. ¿O no?