Ya han pasado más de seis años de
aquel ejercicio tecnológico realizado por Citroën y el automovilismo ha cambiado mucho. Por aquel entonces, en 2009, la tecnología híbrida era algo que estaba reservado al Toyota Prius, no llegando oficialmente a la competición, y más concretamente a Le Mans hasta 2012, año en el que Audi se coronó con el Audi R18 e-tron quattro. Lo que supuso una revolución en las carreras, hoy es el primero de muchos. La Federación Internacional de Automovilismo ha pasado el último lustro tratando de introducir dicha tecnología en sus categorías reinas. Primero fueron la resistencia y las 24 Horas de Le Mans, después se unió la Fórmula 1, no sin polémica, y
el siguiente podría haber sido el Mundial de Rallyes. Podría haber sido porque por la negativa de las marcas a dejar los 1.6 Turbo con motivo de la entrada del nuevo reglamento del WRC en 2017 cortó de raíz este movimiento.
HYbrid4, un adelantado a su era:
El Grupo PSA siempre ha sido un adelantado a su tiempo. Si en resistencia fue el Peugeot 908 HYbrid4 el que llegó antes que cualquier otro, sin terminar de debutar por la crisis que afectó a la firma del león, en los rallyes fue Citroën el que ideó el primer World Rally Car ‘eco friendly’.
Sobre la base del C4 WRC con motor de cuatro cilindros 2.0 Turbo de 330 CV de potencia, se instaló una batería de Ion Litio que acoplada a un motor eléctrico de 125 kW en el eje posterior generaba un extra de par de unos 300 Nm. Una solución muy inteligente, ya que a pesar del
incremento de peso en 150 kilogramos que significaba toda la parte eléctrica, la posibilidad de contar con mayor par se convierte en una ventaja sobre todo en los rallyes y además existía la posibilidad de elegir entre cuatro modos distintos. El primero de ellos dejaba las
prestaciones mecánicas intactas del World Rally Car, con la parte eléctrica ‘desenchufada’ y sólo el motor de combustión interna empujando. Obviamente la frenada sí se ve afectada debido al sistema de recuperación de energía que ayuda a parar el coche, reduciendo los metros que necesita el piloto para adecuar su velocidad a la de la curva.
El segundo y el tercero de los modos servía para rodar únicamente en modo eléctrico, eliminando por completo las emisiones contaminantes y las molestias sonoras que puedan producir los WRC en su paso por los enlaces o por las distintas poblaciones, así como haciendo la vida algo más fácil a piloto y copiloto, los cuales siempre conviven con el atronador bramido de este tipo de coches. En esta posición,
la caja de cambios secuencial únicamente permitía tres posiciones, hacia delante, neutral o marcha atrás, como si de un coche 100% eléctrico se tratara. El modo ‘boost’ servía para que el coche utilizara todo el potencial de ambas partes, exprimiendo al máximo todo el par extra producido por esta configuración híbrida que tanto éxito le está reportando a Audi en Le Mans. El Citroën C4 WRC HYbrid4 nunca llegó a competir a pesar de que
tanto Dani Sordo como Sébastien Loeb se pusieron a su volante para realizar algunas exhibiciones e incluso dijeron estar muy contentos con su rendimiento, sin embargo, no tardará en llegar esta tecnología híbrida a los tramos.
Toyota ya lo propuso con motivo de la entrada del nuevo reglamento técnico de 2017, incluso la propia FIA dejó entrever su deseo de utilizar distintos tipos de motorizaciones en el WRC, incluido las híbridas. Sin embargo, el resto de fabricantes se negaron en rotundo, escudándose en el peligro de que se disparatasen los costes.
Riesgos de recibir un calambrazo:
No es el único riesgo que se corre apostando por esta tecnología para los rallyes.
Además de la fiabilidad, queda por ver si la energía recuperada en las muchas frenadas cortas de un rally es equivalente a una larga en un circuito y si por lo tanto se puede recargar con la misma efectividad el famoso KERS. Obviamente,
un tramo cronometrado no es una atmosfera tan controlada como una pista. Se atraviesan vados de agua, entra polvo por todos los rincones, no hay protecciones si te sales en las curvas... Todo esto obligará a los técnicos de los equipos y a los expertos en seguridad de la FIA a seguir trabajando para asegurar
que se cumplen los estándares mínimos de una competición de estas características. Porque estoy seguro de que llegará el día en que veamos World Rally Cars híbridos luchando contra el cronometro por los tramos que un día coronaron a los Grupo B. Cuestión de evolución y de adaptación.