El espectacular Dakar 2016 protagonizado por Peugeot Sport
ha despertado las críticas de sus rivales, X-Raid (MINI) y Overdrive (Toyota). Hablan de un reglamento claramente favorable a los dos ruedas motrices y de tratos de favor de Michelin, que ha desarrollado unos neumáticos específicos para los 2008 DKR. ¿Pero es justo limitar el análisis a que “la seño me tiene manía”? Es obvio que el reglamento busca frenar la hegemonía de los MINI, como antes intentó hacerlo con la de Volkswagen, la de Mitsubishi o la de Citroën. Sin crear mediante reglamento la ilusión de que esos equipos de fábrica (o casi fábrica, en el caso de los MINI de X-Raid) son batibles
muchos privados desistirían en el intento y tanto el interés mediático de la prueba como la lista de inscritos y las arcas de ASO se resentirían. Recordemos la primera parte de la saga de Rocky y por qué Balboa llega a pelear contra el todopoderoso Apollo Creed. El reglamento
no favorece a Peugeot Sport. El reglamento favorece a los dos ruedas motrices porque desde hace un lustro los dos ruedas motrices eran la alternativa económica y privada a los carísimos T1 4x4 de fábrica: se buscaba dar oportunidades a Robby Gordon, a SMG, al Qatar Red Bull Team... No a Peugeot en particular. Los franceses se han limitado a sacar provecho del mismo con una apuesta arriesgada por la que nadie daba un duro hace seis meses.
Al final, el debate sobre el reglamento técnico y distintas filosofías de coche tapa la realidad. Se trata de una guerra desigual entre una gran fábrica que busca ganar a toda costa para así compensar una gran inversión y estructuras más o menos profesionales cuyo negocio se encuentra en la venta de unidades a pilotos privados y acaudalados amateurs. Al final la clave del triunfo de Peugeot ha estado
más en los cuatro coches alineados con pilotos 'top' que en la ventaja técnica del buggy sobre el 4x4. Sin esos cuatro coches, Nasser Al-Attiyah y Sven Quandt estarían celebrando hoy una nueva victoria. Y sí, como decía mi compañero Iván Fernández . Pero no por las diferentes tecnologías, sino por
el fracaso a la hora de equilibrar las prestaciones entre fábricas y privados. Ni con todas las ayudas reglamentarias del mundo y una retirada parcial de Audi fue capaz Pescarolo de batir a los R8 alemanes. Ahora Rebellion y ByKolles sufren para seguir el ritmo de los tan avanzados como carísimos LMP1-H pese a que el reglamento trata de ayudarles a sobrevivir. Pero cuando un fabricante pone toda la carne en el asador sólo puede luchar contra él otro fabricante. En todo caso, las medidas para dar alas a los 4x4, a la espera de que llegue ese esperado gran fabricante, no se harán de rogar. Ni siquiera a la propia Peugeot le interesa otro Dakar con tal sensación de superioridad, por mucho que el resultado final reflejara una diversidad (tres marcas en el podio) muy alejada de lo que se vio a lo largo de toda la carrera. Porque si no,
correrá el riesgo de cometer el mismo error que Citroën en el Mundial de Turismos: ser demasiado buenos.