La historia de la última carrera de la segunda temporada de la Fórmula E es apasionante.
Sébastien Buemi se proclamó campeón tras haber perdido
in extremis el título el año pasado. ¿Justicia divina? Algunos dirían que quizás. Otros, que el espectáculo -lo hubo, a raudales- fue ridículo. Al final, es
una muestra más de la artificialidad de un campeonato al que si algo no se le puede discutir es que tiene emoción. Para cualquier aficionado que no haya visto la carrera, la historia de la misma parece imposible de creer. Tras todas las rondas de la temporada y la primera carrera del último fin de semana -la cita de Londres contaba con dos carreras-, los dos candidatos por el título estaban empatados a puntos.
Sébastien Buemi y Lucas di Grassi llegaban a la última batalla con 153 puntos tras los tres obtenidos por el suizo al marcar la pole position. Detrás de Buemi, Nicolas Prost le acompañaba en la primera fila y Di Grassi estaba justo detrás. Un piloto contra su rival con un compañero de equipo como aliado. La carrera prometía y aún así, la salida trajo aquello que cualquier aficionado habría pronosticado entre risitas burlonas y sin realmente creerlo.
Un toque entre Di Grassi y Buemi terminó con ambos en el muro. Parecía que el coche del brasileño no estaba para seguir pero ambos llegaron a boxes listos para usar el segundo coche.
La Fórmula E tiene la singularidad de poder -deber, de hecho- usar dos coches en una carrera. Así, cuando Di Grassi y Buemi "abandonaron" sus primeras monturas tras una vuelta, sabían que no llegarían a la bandera de cuadros en posición de puntos. Pero
ahí estaba la vuelta rápida para decidir al campeón. Si ninguno de los dos se la llevaba, Di Grassi era campeón en el desempate. Si el piloto de ABT Audi Sport la firmaba, también ganaba. Si el más rápido fuera Buemi, para el de DAMS sería el título. Los dos pilotos con más puntos
empezaron entonces una especie de juego del gato y el ratón, saliendo de boxes y volviendo al garaje en determinados momentos para intentar marcar la mejor vuelta posible y optar a llevarse el mejor giro de la carrera y los dos puntos que con él vienen. A pesar de todo, a nadie se le escapaba que el mejor momento sería durante el último tercio con menos coches en pista, con algo más de goma y con la posibilidad de aprovechar el FanBoost. El primero en lanzar el desafío fue Buemi con un tiempo de 1:24.5 que le situaba prácticamente un segundo por debajo de cualquier otro tiempo.
El coche del equipo e.dams, con el apoyo oficial de Renault, es la mejor máquina del campeonato y con un piloto como el suizo al volante no quedaba duda de ello. Di Grassi tardó algo más en reaccionar y cuando lo hizo, usando el FanBoost, se quedó a cinco centésimas del tiempo de su rival. Sin ese extra de potencia era difícil rebajar más el tiempo, con lo que el título quedaba casi sellado.
Tras entrar Di Grassi a boxes aún le quedaron energías a Buemi para rebajar en cuatro décimas su vuelta rápida y certificar el título a lo campeón. Aunque con un formato extraño puesto que
nunca antes un certamen de este nivel se había decidido en lo que esencialmente era una competición de "Time Attack" con obstáculos de por medio -especial mención a Ma Qing Hua-. Por delante, una carrera de verdad a la que irónicamente nadie hizo caso. Tampoco fue todo lo entretenida que habría podido ser con un
Nicolas Prost que se llevó las dos carreras londinenses y finalizó así tercero en el campeonato a pesar de un año poco brillante que aún así valió para que e.dams revalidara el título de equipos. Tras él, Daniel Abt fue segundo con los dos compañeros de los candidatos por el título arriba de todo. El tercer puesto acabó siendo para Jérome d'Ambrosio tras una serie de sanciones para varios pilotos por excederse en el uso de energía; una sanción que aún sigue dándose ocasionalmente a día de hoy. La polémica está servida por los cuatro costados. ¿Redujeron la velocidad los dos e.dams demasiado pronto en la primera frenada fuerte? ¿Entro "a lo bestia" Di Grassi? ¿Se molestaron los candidatos durante la carrera? ¿Hubo ayudas ilícitas de sus compañeros? Mucho que hablar para una carrera que en el 99% de otras competiciones hubiera terminado en treinta segundos.
Particularidades de la Fórmula E, que cierra así una segunda temporada que ha visto acentuados sus puntos identificativos. A ver qué trae su tercer campeonato.