Costará mucho tiempo olvidar la última semana del mes de julio para todos aquellos aficionados al automovilismo y a la competición. No sólo
Mercedes-AMG daba la sorpresa al confirmar que a finales de 2018 su programa en el DTM llegaría a su fin, sino que además se confirmaban los rumores acerca del programa
LMP1-H de Porsche Motorsport. Los dos fabricantes de Stuttgart decidían moverse hacia la Fórmula E. El campeonato de monoplazas eléctricos, ha recibido el interés por parte algunos de los principales fabricantes mundiales,
llegando a reclutar a las cuatro firmas más importantes de Alemania en una misma disciplina. La decisión de las marcas de centrarse en la Fórmula E, especialmente por parte del Grupo VAG, ha hecho también que el resto de campeonatos bajo el paraguas de la FIA se hayan quedado prácticamente en cuadro después de todas estas decisiones. Salvo Renault y Mercedes-AMG con la Fórmula 1 y
Audi Sport en lo que respecta al Mundial de RallyCross y DTM, el resto de fabricantes han aparcado sus costosos programas para únicamente mantener el de la Fórmula E, sumado a su actual oferta carreras-cliente.
WTCC, WEC y el propio DTM han encontrado un agujero de importantes dimensiones en sus parrillas, algo que les obligará a tomar medidas importantes de cara al futuro.
En lo que respecta al Mundial de Turismos, tras la salida de Citroën y LADA a finales de la pasada temporada, el campeonato se quedaba en un
mano a mano entre los Honda Civic TC1 oficiales preparados por JAS y
los Volvo S60 TC1 de Polestar. Sin rumores de posibles llegadas de nuevos fabricantes y a la espera de saber qué ocurrirá con la futura modificación del reglamento técnico, el WTCC ha pasado cara a cara que puede romperse en cualquier momento si una de las dos marcas supervivientes decide claudicar, especialmente en el caso de los japoneses que resisten después de muchos años sin títulos de pilotos. En el
Mundial de Resistencia esto ya ha sucedido, y el equilibro que habían mantenido hasta el momento entre Porsche Motorsport y Toyota GAZOO Racing ha terminado por romperse. Tras oficializarse el adiós de los alemanes a final de años, son ahora los japoneses los que tienen que decir su última palabra.
ACO y FIA trabajan en un plan B que asegure que los ojos se mantienen centrados en las próximas 24 Horas de Le Mans y que nos encontramos con una categoría reina claramente diferenciada. Las opciones son diversas: desde eliminar los LMP1-H y dejar a los prototipos privados como cabeza de cartel, promocionar a los GTE o LMP2, igualar la competitividad de los LMP1 o incluso atraer a los DPi del IMSA. Más difícil parece que lo tendrá el ITR,
promotor del DTM, para asegurar el futuro del Campeonato de Alemán de Turismos. Prácticamente todas las marcas aseguran que dicha competición sigue siendo un campo muy cerrado que apenas interesa a los fabricantes germanos, mientras que
la llegada de un nuevo reglamento puede poner contra las cuerdas a Audi y BMW, obligadas no sólo a mantener la parrilla aportando ellas sus coches, sino también a tener que desarrollar uno nuevo.