Los de Woking anunciaron hace unas semanas el despido de 1.200 empleados
Los británicos habían acusado la reducción de ventas, así como la necesidad de parar la producción y tener que cerrar los concesionarios por el COVID-19.
La situación para McLaren se había vuelto quebradiza. El anuncio del recorte de 1.200 puestos de empleo en plena pandemia reflejaba forzosamente el delicado momento que sufría el Grupo automovilístico en el que también se incluyen las secciones de ingeniería y la deportiva. Los británicos se veían obligados a solicitar apoyo gubernamental, concretamente 150 millones de libras al Departamento de Estrategia Comercial, Energética e Industrial (BEIS). Unos 171 millones de euros que no serían aprobados y que obligarían a los de Woking a buscar nuevas alternativas.
Una de las planteadas era la de vender en torno al 30% de la propiedad de McLaren Racing, así como avalar las posibles inyecciones económicas del exterior a través de sus propiedades y de la larga colección de vehículos clásicos de competición que dejó como herencia la larga trayectoria en las carreras de los de Bruce McLaren. Sin embargo, un grupo de acreedores con otros intereses se había propuesto a bloquear dichas operaciones, algo que dejaba a McLaren en la cuerda floja, necesitada de solventar este desafío financiero antes del 17 de julio a riesgo de declarar su insolvencia.
Ese salvavidas llegaba precisamente este lunes, cuando el Banco Nacional de Bahréin anunciaba la financiación de 150 millones de libras al McLaren Group, algo que le daba esa liquidez inmediata necesaria para que la estructura no corra riesgo de entrar en quiebra las próximas semanas. Sin embargo, esta inyección económica no significa que inmediatamente se vayan a reactivar todos los proyectos a los que se había dado luz verde antes de la llegada de la pandemia.
Mientras que, en lo deportivo, se ha reducido las intenciones en las IndyCar Series y la única carrera en la que habrá tres monoplazas será la Indy500, también se espera que la construcción del nuevo túnel del viento y el simulador se vean paralizadas al menos hasta que se recupere parte de ese empuje desde el lado comercial y de ventas. Obviamente esto afectará al desarrollo de los proyectos en competición de la marca, así como en la imposibilidad de que todas estas infraestructuras estén listas para el desarrollo de los nuevos monoplazas de Fórmula 1 que deberán llegar en 2022 junto a la nueva reglamentación técnica.
La inyección económica del Banco Bahreiní tiene clara relación directa con los propietarios de gran parte del Grupo, el fondo soberano Mumtalakat Holding Co. de Bahréin (accionista del 56% del Grupo McLaren), el cual a su vez es propietario del 44% del NBB. Estos 150 millones de libras se estima que tan solo cubre algo menos de las dos terceras partes del montante que necesita la firma de automóviles deportivos, pero al menos les permite reactivar la producción sin preocupaciones inminentes.
De esta forma, se sigue sin descartar que se pueda vender una parte minoritaria de la escudería de Fórmula 1 con el objetivo de recaudar los fondos necesarios para asegurar su competitividad en los próximos años. Con el regreso de los Grandes Premios de Fórmula 1 este mismo fin de semana, se espera que el flujo del dinero proveniente de los patrocinadores y los derechos televisivos comience a fluir, algo que también es extensible a las IndyCar Series.