La llegada estaba prevista para 2020 con la necesidad de que hubiera cuatro equipos oficiales
Con más de medio siglo de vida a sus espaldas, el rallycross, y más concretamente el campeonato intercontinental de reciente creación, tenía previsto convertirse en una de las primeras series FIA en adoptar este tipo de tecnología como categoría reina.
Parece ya muy lejano, pero han pasado apenas seis meses desde que IMG y la FIA anunciaban que el Mundial de RallyCross iba a pasar a tener un futuro eléctrico, en el que los supercars de la categoría reina con motores turbo de 2.0 litros dejarían paso a nuevos prototipos eléctricos con chasis común y baterías de un mismo proveedor que pudieran atraer a nuevos fabricantes interesados en la promoción de este tipo de tecnología de propulsión con la ventaja de que se podía además establecer una relación directa con el modelo de calle gracias a la utilización de siluetas que simularan las formas de la variante de serie.
La fecha elegida parecía relativamente cercana, la temporada 2020, confirmando poco después que serían Williams (suministrador de las baterías de la Fórmula E durante las cuatro primeras campañas del campeonato) y ORECA los encargados de ser los suministradores a equipos oficiales y privados de dichos elementos estándar. El promotor del World RX estaba dispuesto a ser el primer campeonato FIA que adoptara la tecnología eléctrica en su categoría reina y lo tenía previsto hacer prácticamente sin transición, confiando en un paso abrupto hacia esta nueva era de unas series relativamente jóvenes, creadas hace menos de un lustro a pesar de que la disciplina del rallycross ya ha cumplido medio siglo de vida.
Prácticamente el único requisito que se había puesto para llevarse a cabo era precisamente el de contar con al menos con cuatro equipos de fábrica que confirmaran su intención oficial de formar parte del denominado como e-WRX, algo que deberían hacer este mismo verano, para asegurarse precisamente de que se cumplían los tiempos correctamente y que no se encontraban a principios de 2020 sin fabricantes. Esto parecía solucionado después de que las informaciones apuntaran a que casi una decena de firmas habían participado en las discusiones acerca del nuevo reglamento, con Peugeot, Audi y Volkswagen mostrándose especialmente interesadas y con la firma del león incluso confirmando que sería la nueva generación del Peugeot 208 la que sirviera como imagen.
Sin embargo, todos estos avances se han cortado momentáneamente cuando IMG ha confirmado que la entrada del nuevo reglamento eléctrico será retrasada una temporada más, hasta la campaña 2021, con la intención expresa de dar más margen a las marcas: “la decisión se ha tomado para dar un tiempo óptimo a todos los fabricantes investigando la posibilidad de competir para que desarrollen sus planes. Estos tendrán ahora hasta el 29 de marzo de 2019 para confirmar su compromiso con el formato eléctrico”.
Aunque sigue pareciendo una decisión precipitada, una temporada más de margen servirá a los fabricantes para dibujar aún mejor sus respectivas hojas de ruta en el apartado comercial y además el desarrollo de la Fórmula E con su nuevo monoplaza o la llegada del e-TCR, variante eléctrica del TCR que se estrenará a finales de 2019 o principios de 2020, permitirán que haya una vara para medir el retorno y el interés por parte de los aficionados. Recientemente ha habido voces que han mostrado con dureza su opinión contraria a la decisión de introducir el e-WRX sin la adopción de una solución puente. Entre ellos, el Circuito de Lohéac, cita francesa que forma parte del actual calendario, en boca de uno de sus representantes confirmaba que estaban valorando optar a formar parte del futuro campeonato eléctrico, todo ello a pesar de que con 70.000 espectadores es el tercer espectáculo de automovilismo que más aficionados arrastra.