El piloto local defendía su papel de favorito con una contundente victoria
El WRC regresaba a la acción tras casi seis meses de parón con un cambio en el paradigma de la competición en la que Ogier sigue siendo líder
Condiciones totalmente distintas a las que se reproducían durante la jornada de domingo en el Rally de Estonia 2020. Las previsiones meteorológicas habían anticipado que la lluvia caería durante las primeras horas de la noche y las precipitaciones en este caso no faltarían a su cita para dar la bienvenida al Mundial de Rallies al país báltico. Quedaban por completar hasta seis tramos de un itinerario comprimido en dos etapas de esta nueva realidad de la competición tras el estallido de la pandemia.
No sin sustos lograrían Ott Tänak y Martin Järveoja su primera victoria defendiendo los colores de Hyundai Motorsport. El dúo estonio estuvo a punto de salirse del camino hacia el triunfo en el penúltimo tramo, de una forma muy similar al accidente que le costó ayer el abandono a su compañero de equipo, Thierry Neuville, después de verse sorprendido por una irregularidad del terreno que les sacaba de la trazada. Los vigentes Campeones del Mundo conseguirían recuperar el coche y terminar la etapa con apenas algunos desperfectos en el parachoques trasero.
Quedaba terminar de sentenciar la victoria, disfrutando de los vítores de sus compatriotas, los cuales habían podido asistir como público a una prueba que había estrenado un sistema para limitar el aforo y asegurar la distancia social. Tänak estaría secundado por otro piloto Hyundai, en este caso el hombre comodín en el que se ha convertido Craig Breen, el cual ya compitió en Suecia integrado en la estructura oficial y que aquí, además de demostrar un gran ritmo, también se convertía en el perfecto hombre de equipo al terminar en segunda posición inmiscuyéndose en el duelo entre Ott y Sébastien Ogier.
El francés, que sigue líder de la general con 79 puntos por los 70 de Elfyn Evans y los 66 de Ott Tänak, arrancaba un valioso tercer puesto e inmediatamente tendrá que plantearse la estrategia para Turquía, prueba en la que seguramente sí le perjudique mucho más el abrir pista durante las primeras especiales. Tras el hexacampeón del Mundo terminaban sus dos compañeros, Evans y Kalle Rovanperä, siendo el finlandés de nuevo una de las grandes notas positivas del fin de semana después de haber terminado la prueba con cinco scratchs, el último de ellos le valía los cinco puntos de la Power Stage. Líder tras el primer recorrido del sábado y a punto de cumplir los 20 años de edad, el hijo de Harri Rovanperä podría haber estado en el podio de no ser por una penalización de un minuto tras un error de su copiloto.
Las notas negativas para Hyundai y Toyota las ponían en esta ocasión Thierry Neuville y Takamoto Katsuta. El japonés cerraba su gran actuación en Estonia con un aterrador vuelco del que tanto él como Daniel Barritt resultaban ilesos. Muy cercano a los tiempos de sus compañeros, Takamoto reconocía que el accidente había sido responsabilidad suya, al haber marcado una nota demasiado optimista para esa curva a derechas.
En el caso del belga, a su abandono del sábado se sumaba que hoy no podría disputar los puntos de la Power Stage, lastrado por un problema electrónico que le afectaba al rendimiento del motor. Neuville se retiraría en el enlace para evitar más daños en el motor y cerrar aún de peor forma una cita en la que puede haber dicho adiós a gran parte de sus opciones de título ya que actualmente se encuentra a 37 puntos de Ogier.
Tampoco terminaron con buenas sensaciones los Ford Fiesta WRC del equipo M-Sport a pesar de que al menos Esapekka Lappi y Teemu Suninen lograban terminar en la sexta y séptima posición, mientras que el piloto de “pago” de la estructura, Gus Greensmith era octavo. Los pupilos finlandeses de Malcolm Wilson reconocían haber cambiado muchos reglajes, tratando de encontrarse más cómodos en los tramos y ganar en tracción. Sin embargo, las sensaciones no eran buenas y el coche campeón en manos de Sébastien Ogier ha ido quedándose atrás frente a equipos con presupuestos más altos.
En el resto de categorías, Mads Ostberg vencía entre los competidores de WRC2 con el Citroën C3 R5 y en un final lacrimógeno en el que Nikolay Gryazin, piloto de Hyundai, perdía su tan ansiado segundo puesto por un pinchazo. Oliver Solberg, hijo del campeón del Mundo de 2003, Petter Solberg, vencía en WRC3 con el Volkswagen Polo GTI R5, mientras que el JWRC era dominado en su parte final por Martin Sesks. Jan Solans y Mauro Barreiro, los únicos competidores españoles presentes terminarían 12º en el WRC3 después de que un pinchazo en el último tramo les hiciera perder más de 4 minutos cuando aspiraban a terminar entre los diez primeros.