Estamos viviendo durante este fin de semana el
comienzo de una nueva temporada del Campeonato del Mundo de Rallyes y como es habitual, es el Rallye de Monte-Carlo el que da la bienvenida a los pilotos después de las largas vacaciones de invierno con toda su dureza. Si la prueba monegasca se caracteriza por algo
es por la variedad de grip que se encuentran los participantes, pudiendo disputar en el mismo tramos 20 kilómetros sobre asfalto completamente seco, encontrar placas de hielo provocadas por las humedades y las bajas temperaturas e incluso llegar a la parte final de la especial y
afrontar 4 km sobre nieve. Para superar todas estas tramas, los pilotos del Mundial de Rallyes tienen sus propios ángeles de la guarda. Los
ouvriers (trabajador u obrero en francés) suelen ser pilotos y copilotos de la confianza de los participantes que pasan antes de los tramos para reconocer el recorrido y cotejar con las notas de los propios pilotos oficiales si ha habido algún cambio. Llamada en ocasiones como Security Crew,
además de dar una ventaja competitiva, tener unos buenos ouvriers también te pueden salvarte de más de un peligro. La información de estas parejas suelen apuntar modificaciones en la ruta, cambios en las superficies o
la aparición de placas de hielo, acumulaciones de agua o incluso tierra en el interior o exterior de las curvas que te pueden llevar a un abandono seguro. Además, son vitales a la hora de hacer las elecciones de neumáticos, algo que en Monte-Carlo te puede llevar a la victoria o al accidente. Es por ello, que los equipos
suelen contar con experimentados ex-pilotos para hacer estas tareas y otras tantas, los competidores echan mano de gente de confianza. En el caso de nuestro único representante entre los equipos oficiales del WRC, Dani Sordo, el piloto de Hyundai cuenta con la inestimable experiencia de todo un campeón del IRC,
Enrique García Ojeda y de su copiloto, Pablo Marcos. Incluso en su etapa con Citroën, Sordo contó con dos Campeones de España, los hermanos Vallejo para hacer dichas tareas. Actualmente,
Cohete Suárez, el otro español en un equipo oficial, también ha apostado por lo seguro y en su equipo ha incluido a uno de sus ídolos de niñez,
Luis Climent, con unos cuantos Rallyes de Monte-Carlo a sus espaldas, para que le ayude en su nueva andadura como piloto de Peugeot Sport en el WRC2.
No son los únicos que han decidido confiar en pilotos de reconocido nivel internacional para estas labores.
Hayden Paddon lleva consigo a los italianos Piero Liatti y Fabrizia Pons, el tricampeón del WRC, Sébastien Ogier, a su compatriota Simon Jean-Joseph, Thierry Neuville al también ex-mundialista Bruno Thiry, Lorenzo Bertelli (hijo de los dueños de la firma de moda Prada) confía en el campeón del IRC y del ERC Giandomenico Basso,
Jari-Matti Latvala en Toni Gardemeister, Mads Ostberg con Per Gunnar Andersson, mientras que Ott Tänak tira por algo más exótico, al contar con Timo Kankkunen, el hermano menor del cuatro veces Campeón del Mundo, Juha Kankkunen. Este concepto de apoyo tanto en lo competitivo como en términos de seguridad
nació en la década de los 60, siendo el equipo BMC, el mismo que llevaba los exitosos Mini One Cooper a la victoria del Monte-Carlo, el primero en utilizarlos. Por aquel entonces, se utilizaban a locales que conocían muy bien las carreteras para ello, pasando a profesionalizarse con el paso de los años. Ahora limitado únicamente a los rallyes de asfalto,
los ouvriers realizan una pasada unos minutos antes de que los pilotos salgan a competir a los tramos. Tras reunir la información y dependiendo del tiempo, le hacen llegar los cambios en las notas de forma precisa al copiloto, ya sea vía teléfono o
in situ.
Para los equipos privados suele ser un lujo prescindible, en el caso de los oficiales es la diferencia entre la victoria y el segundo puesto, o entre el abandono y la llegada a la meta.