El país andino tensa la cuerda sabedor de la situación desesperada de ASO
A pesar de firmar un principio de acuerdo con los organizadores del Rally Dakar para acoger íntegramente la edición 2019, Perú presiona para rebajar el canon económico, amenazando incluso con la cancelación del contrato.
Cuando parecía que difícilmente ASO, organización francesa responsable del Rally Dakar no podía estar más al límite, ha sido de nuevo el Gobierno de Perú el que la ha puesto contra las cuerdas en un movimiento que recordó al rechazo a última hora en 2015 que obligó a Etienne Lavigne y los suyos a reorganizar el recorrido de la edición de 2016 ya que las autoridades decidieron destinar dicho esfuerzo económico a ayudar a las áreas más castigadas del país por el fenómeno meteorológico apodado como 'El Niño'.
Esta vez parecen haber sido de nuevo las discrepancias económicas las que han llevado al país andino a echarse atrás en de un primer acuerdo firmado por ASO a principios del pasado mes de mayo. Perú tenía previsto acoger íntegramente el recorrido de la edición 2019 del rally-raid más duro del planeta después de haber regresado a la carrera en 2018, aportando el desierto y dunas características de la zona costera y que fueron las encargadas de endurecer una primera semana de un Dakar que terminaría significando la segunda victoria en la categoría de coches para Carlos Sainz.
Después de que Chile y Bolivia terminaran diciendo que no a los organizadores, Perú tenía la responsabilidad de llevar el peso completo de la prueba en 2019, la que iba a ser la edición más corta en cuanto a kilometraje de los más de 40 años de historia del Rally Dakar y la única en la que sólo iba a disputarse en un territorio, algo que contrastaba especialmente con la edición de 1992, la cual unió París-Sirte-Ciudad del cabo y en la que se atravesaron hasta 10 países.
A pesar del acuerdo al que llegaron Etienne Lavigne y el Ministerio de Turismo el pasado 9 de mayo, Perú se guardo el derecho de poder echarse atrás antes del 30 de junio si había algún término que no le terminara de convencer. A pesar de que el canon era de 6 millones de dólares, cifra que Perú debía abonar por acoger la prueba off-road más famosa del mundo, los responsables peruanos han considerado el análisis económico preliminar no era favorable y que además de esa entrada, el montante total en cuestión de logística o seguridad ascendía hasta los 25 millones de dólares.
Los propios competidores peruanos redactaron una carta dirigida a César Villanueva, presidente del Consejo de Ministros con el fin de pedir explicaciones acerca de una posible cancelación del proyecto cuando la mayoría de deportistas y equipos ya estaban trabajando en la búsqueda de apoyos para competir en esta edición especial. Se esperaba un anuncio oficial este mismo viernes, sin embargo, el Rally Dakar únicamente realizaría un breve comunicado a través de redes sociales asegurando que la organización de la carrera de 2019 seguía en marcha, sin apuntar si esto confirmaba la llegada a un acuerdo económico con el gobierno peruano para seguir adelante con la preparación del recorrido.
Esta crisis del Rally Dakar en Sudamérica coincide precisamente con los problemas de la otra gran cita de la disciplina de los raids, el Rally Ruta de la Seda que tenía previsto disputarse el próximo mes de julio entre China y Rusia. Problemas logísticos con el avión que tenía previsto transportar a los competidores ha terminado por llevar a que los hombres de Vladimir Chagin hayan decidido organizar una prueba con siete etapas únicamente sobre suelo ruso.