Presentado el F1-75 de Ferrari. El último Cavallino Rampante salido de Maranello

Como cada año, Ferrari tiene una cita con la historia. Los de Maranello llevan sin conseguir un título de pilotos desde 2007 con Kimi Räikkönen y la sequía también con el entorchado de constructores ya se alarga desde 2008. Tras dos campañas sin conseguir victorias en los Grandes Premios, el F1-75, nombre en honor al 75 aniversario de la fabricación del primer vehículo de producción de los del Cavallino Rampante, debería ser la respuesta definitiva por parte de los transalpino aprovechando el cambio en el reglamento técnico.

Por segundo año consecutivo, Carlos Sainz y Charles Leclerc compartirán equipo, buscando en este caso seguir dando pasos adelante en su regreso a los éxitos. El madrileño consiguió en 2021 cuatro podios y el monegasco una segunda posición, un rédito insuficiente para una escudería con la historia de los de Enzo Ferrari.

Donde sí hay muchos cambios es en la decoración del monoplaza. Las zonas blancas de antaño de la librea han dejado paso a tonos negros, en este caso presentes tanto en el halo como en los dorsales y en las pequeñas partes decoradas del capó motor donde se hace precisamente referencia a ese aniversario antes mencionado. La salida del Mission Winnow de Phillip Morris ha dejado hueco para la llegada de nuevos sponsors, incluso el regreso del banco Santander.

Quizás lo más peculiar ha estado en la parte técnica. En el morro podemos apreciar un acabado en punta, muy distintos a los seis monoplazas vistos hasta el momento y con la peculiaridad de que no se trata da “una pieza” respecto a la nariz, por lo que previsiblemente vaya a ser un diseño que irá modificándose a lo largo del año. El alerón, que llega al límite en cuanto a los cuatro elementos vuelve a tener la peculiaridad de que se une a través del primero de los planos con la punta.

En este caso se opta por priorizar el facilitar el flujo de aire hacia las acanaladuras del suelo, destacando los anti-estéticos tapacubos que se montarán sobre las llantas y como complemento de los neumáticos de perfil bajo. Delante monta push-rod, mientras que la suspensión trasera es de tipo pull-rod, destacando de esta forma que se opta por agilizar el paso del flujo del aire hasta las tomas de admisión laterales, muy finas, pero ensanchadas hasta llegar a los laterales de los sobredimensionados pontones.

A partir de ahí, como se ha visto en el Williams (el real, no el que se mostró durante la presentación), la tapa motor se cierra de forma dramática, dejando a la vista los brazos y tirantes de la suspensión trasera, prácticamente como si estuviésemos ante un monoplaza de una categoría de promoción. Al igual que en el Aston Martin, sí que se ha optado por la introducción de branquias de refrigeración, aunque se espera que no tengan siempre el mismo número de ranuras. Será el asfalto el que dicte sentencia, pero los ingenieros de Ferrari se han mostrado muy satisfechos con los datos de las simulaciones y el aumento de carga conseguido.