Lección de pundonor del 'Matador' en un difícil año de defensa de su primer título en el Mundial de Rallies
Ni la legión de Lancia ni la mala fortuna con un pinchazo impidieron que Carlos Sainz se impusiera en un espectacular Rally de Argentina de 1991.
El Rally de Argentina siempre se ha caracterizado por su dureza, por los tramos que ponen a prueba tanto a los pilotos como a sus máquinas con secciones técnicas de tierra y roca. Pero más allá de complicar la vida a los participantes, a veces este tipo de pruebas también les permiten encontrarse con desafíos que superar, vallas que saltar para seguir mejorando y convertirse en mejores pilotos. E incluso cuando no hay tanta mejoría, ocasionalmente sí se ven y se viven exhibiciones de talento que perduran en el tiempo. Una de estas es la de Carlos Sainz en la edición de 1991 en la que se impuso a los desafíos deportivos y del azar para llevarse una espectacular victoria.
Después del triunfo en el Campeonato del Mundo de Rallies de la temporada de 1990, Carlos Sainz era el claro favorito en 1991. El madrileño respondió al desafío con victorias en el Monte Caro, Portugal, Francia y Nueva Zelanda. Sobre un total de seis pruebas disputadas antes de llegar a Argentina, Sainz sumaba cuatro victorias, un segundo puesto y una retirada. Teniendo en cuenta que el único otro piloto en repetir triunfos había sido Juha Kankkunen con dos, estaba claro que Sainz era líder con una ventaja holgada en la general. Para el Rally de Argentina, octava cita del mundial, Lancia preparó un escuadrón de combate espectacular con el que intentar presionar y frenar al campeón en título.
De esta manera, los cuatro Delta HF Integrale 16v oficiales eran para Juha Kankkunen, Miki Biasion y el héroe local Jorge Recalde con los colores de Martini y Didier Auriol con el Jolly Club de Fina. Toyota, por su parte, contaba con Carlos Sainz como punta de lanza de una estructura en la que en esta ocasión estarían compitiendo también Mikael Ericsson y Mohammed bin Sulayem, un equipo claramente inferior. Por otra parte, las estructuras de Ford, Mitsubishi y Mazda eran meras comparsas mientras los equipos de Subaru y Nissan ni siquiera estaban presentes. Finalmente, más allá de Sainz también estuvo en la prueba el canario Fernando Capdevila con un Ford Sierra RS Cosworth del Grupo N.
El rally comenzó con una lucha cerrada entre Toyota y Lancia, con muchísimos más recursos humanos y técnicos enviados a Sudamérica. Pero muy pronto la situación en la prueba dio un giro de 180 grados con el pinchazo de Carlos Sainz en el tercer tramo del rally. Con un minuto y medio perdido, parecía que sus opciones de ganar se habían desvanecido. El español era sexto y tenía que batir a los cuatro Lancias oficiales. Ante esta situación, la reacción del campeón fue la mejor posible. Sainz realizó una de las mayores demostraciones sobre por qué merecía de verdad el sobre nombre de 'Matador'.
A lo largo de los 19 tramos siguientes, Sainz se impuso en diez de ellos y al llegar al último día, milagrosamente había logrado tomar el liderato aunque con solo ocho segundos de ventaja sobre Miki Biasion. En cuanto a la lucha por el campeonato, lo más importante para un el recuperado Sainz era ver que Juha Kankkunen no había estado cómodo en toda la cita y se había visto superado por el italiano y por Didier Auriol. En cuanto a puntos, esta situación era especialmente ventajosa para el de Toyota, que podría haberse permitido el lujo de conformarse con ser segundo. En el primer tramo de la última jornada, Biasion logró superar a Sainz, haciendo saltar todas las alarmas en Toyota antes de la última demostración de poderío del madrileño.
Tras una pelea a cara de perro durante la última jornada, al final se impuso Carlos Sainz. El madrileño batió al Lancia más veloz por solamente ocho segundos. Esa mínima distancia relegó a Miki Biasion al segundo puesto, mientras Didier Auriol era tercero y Jorge Recalde, cuarto. Las diferencias entre los Lancia del podio y el del candidato al título eran quizás demasiado grandes como para pensar en pararse y 'perder tiempo'. Un solitario Toyota había batido a los cuatro Lancia oficiales. Mientras tanto, los otros coches japoneses eran sexto y séptimo, por delante de otro Lancia Delta Integrale del Astra Racing de Gustavo Trelles.
Minna Sillankorva completaba el top 10 en el otro coche de Astra Racing, por detrás del belga Grégoir de Mevius en el peculiar Mazda 323 GTX. Fuera del top 10, otra legión de pilotos argentinos entre los 34 que logaron completar el evento. Sin duda, el conocimiento del terreno había sido de ayuda para que muchos de ellos lograran llegar al final de la prueba. En cuanto al triunfo de Sainz, resultó histórico al ser el primero de Toyota en la prueba argentina aunque luego repetiría con Kankkunen y Auriol en 1993 y 1994, curiosamente dos de los derrotados en esta ocasión. Luego, pasarían 24 años hasta el éxito de Ott Tänak en 2018.
Lamentablemente, la victoria de Sainz en Argentina sería la última de la temporada. Después de un gran arranque, solo volvió a subirse al podio en el RAC Rally que cerraba la temporada: un resultado insuficiente para repetir título. Por tan solo siete puntos el entorchado acabaría en manos de su rival, Juha Kankkunen. Curiosamente la temporada de 1992 sí le vio ser campeón de nuevo a pesar de tener una victoria menos a lo largo del año. Pero después de la prueba argentina, Carlos Sainz estaba prácticamente en la cima del mundo de los rallies con una de las mejores actuaciones de toda su carrera deportiva.