Todas las historias tienen un comienzo y aunque la del Rally de Alemania como prueba del Campeonato del Mundo de Rallies se da bastante tarde en comparación con otros eventos históricos, el conocido como "Rally Deutschland" vivió en 2002 un capítulo histórico para la disciplina.
En el primer evento alemán puntuable para el mundial, Sébastien Loeb obtuvo su primera victoria en el WRC. El equipo oficial de Citroën Sport había hecho debutar el Xsara WRC en 2001 y Jesús "Chus" Puras hizo historia al vencer en el Tour de Corse de ese mismo año y obtener la primera victoria de uno de los coches más exitosos de la historia del Campeonato del Mundo de Rallies.
El coche funcionaba muy bien en asfalto, fruto de la herencia de su pasada versión Kit Car y aunque había ido bien en el Montecarlo, una penalización a Loeb había impedido un nuevo triunfo. El mundillo de los rallies llegaba a Alemania para la décima cita del año con un Marcus Gronholm lanzado hacia su segunda corona. Nadie había tenido la regularidad del finlandés y aunque por ejemplo Gilles Panizzi había ganado dos rallies consecutivos en Francia y España, solo había sumado otro punto.
Los supuestos rivales de Gronholm tenían que ser Petter Solberg y Carlos Sainz pero no habían llegado a la altura del espléndido 206 WRC.
Precisamente
los 206 de Gronholm y Richard Burns empezaron en cabeza en el primer tramo del rally con Loeb tercero y Sainz cuarto. Tras dos victorias en los dos tramos siguientes, el francés tomó el liderato y no lo soltó hasta el final mientras que los españoles sufrían con Sainz sin ritmo con su Ford Focus y Puras viéndose obligado a retirarse por problemas con la electrónica de su coche.
Loeb se defendía de los ataques de Burns y Gronholm, mientras Philippe Bugalski subía poco a poco hasta ser cuarto para ejercer de apoyo para la escuadra Citroën. Desafortunadamente, Bugalski abandonó tras una salida de pista en la décima especial, dejando a Loeb solo ante los pesos pesados del mundial. Para Loeb, que había visto desvanecerse su primera victoria en el Montecarlo por un cambio de neumático ilegal, no había alternativa.
Demostrando una madurez inusual a su edad, Loeb mantuvo a raya a sus rivales pilotando de forma pausada y administrando los 30 segundos de ventaja que había llegado a tener tras el décimo tramo del rally. Llegaron a ser tan pocos como seis míseros segundos de ventaja pero tras aguantar lo imposible, el final del rally llegó para tranquilidad de toda la escuadra Citroën Sport, que obtenía así la segunda victoria del Xsara WRC.
Más importante era aún el primer triunfo de Sébastien Loeb, evidente piloto de futuro de la marca que estaba a punto de empezar así un reinado sin precedentes en el Campeonato del Mundo de Rallies con un total de 78 victorias. Al final, la de Alemania fue la única victoria de los franceses en 2002 aunque eran conscientes de que su máquina tenía un potencial importante. Tras Loeb, Burns y Gronholm completaron un podio 100% galo en lo que a coches se refiere. Colin McRae salvó el honor en lo que a Ford se refiere, mientras que
Carlos Sainz perdía puntos con respecto a Gronholm una vez más al tener que
conformarse con una octava posición que no traía ninguna recompensa -en esa época puntuaban tan solo los seis primeros clasificados-. Bastante más celebrada fue la actuación de Dani Solà, ganador en el JWRC, camino al título que se llevaría ese año.