PODRÍA RENUNCIAR AL HÍBRIDO
La reglamentación híbrida del Campeonato del Mundo de Fórmula 1 ha deparado coches muy largos y con mucho peso, por lo que los responsables de las series intercontinentales están explorando otras opciones mecánicas para el futuro a medio-largo plazo.
La Fórmula 1 viajará la próxima semana hacia Canadá con muchas preguntas por resolver, especialmente en lo referente al pequeño respiro que ha dado Red Bull Racing durante los últimos Grandes Premios. El campeonato sigue buscando el equilibrio para garantizar el espectáculo en pista y, aunque el actual reglamento se instauró en busca de más adelantamientos, las dimensiones de los monoplazas de esta era híbrida y su peso han supuesto que cada vez sea más difícil ver grandes duelos sobre el asfalto.
Si bien el reglamento de 2026 ya debería estar muy definido y a sólo horas de ser publicado (en principio debería salir este mismo 1 de junio) para que los equipos puedan comenzar a trabajar a partir de principios de 2025, la Fórmula 1 sigue dando vueltas a lo que puede ser el futuro de la categoría, sabiendo que es muy complicado encontrar ese balance que permita mantener contentas a tantos fabricantes de automóviles como actualmente están y estarán involucrados en las series intercontinentales.
Es por ello que resultaron especialmente llamativas las palabras hace unos días del director ejecutivo del Campeonato del Mundo de Fórmula 1, Stefano Domenicali, el cual, con la visita del Gran Circo al Circuito de Imola pareció ser aún más consciente sobre la necesidad que tiene actualmente el campeonato de reinventarse para poder ofrecer más adelantamientos y más luchas coche con coche, algo que, actualmente, con las cotas de estos monoplazas, se convierte en algo prácticamente utópico en determinados trazados.
En un momento en el que la electrificación está a la orden del día, resultó especialmente chocante que el antiguo mandatario de la Scuderia Ferrari pusiera sobre la mesa la posibilidad de renunciar a los motores híbridos de cara al final de la década, regresar incluso a los motores V8 y apostar todo a una competición neutra en carbono a través de la utilización de biocombustibles. No se sabe si sería en una configuración con turbo o sin él, pero evidentemente, la necesidad esa de relacionar el sonido con la competición en una disciplina tan sensorial como es el motorsport, parece evidente.
“Cuando las normas del 2026 estén del todo definidas, vamos a empezar a pensar de nuevo en los próximos pasos a seguir, y uno de esos pasos incluye mirar hacia los motores a partir del año 2030. Ahora mismo es una consideración personal, no la he compartido con los equipos ni con la FIA, aún. No obstante, si los combustibles sostenibles finalmente funcionan, valoraremos con cuidado si seguimos con la tecnología híbrida, o si, por lo contrario, podemos encontrar una solución mejor a nuestro alcance” admitía Stefano Domenicali en unas declaraciones recientes.
El director ejecutivo de la Fórmula 1 incluso especificó aún más sobre la línea de trabajo que están manteniendo y sus preferencias personales: “A todos los conductores les gustaría tener coches más ligeros y, personalmente, a mí también me gustaría un sonido un poco más potente. En este último frente estamos trabajando para intentar aumentar el número de decibelios. De la investigación que estamos realizando se desprende que todos los mercados, y todos los grupos de edad, quieren un mejor sonido, así como la energía y vibraciones que sólo un determinado tipo (de motor) es capaz de transmitir cuando estás cerca de la pista."
Por el momento, los monoplazas de 2026 mantendrán los V6 Turbo actuales, aunque en este caso se eliminará la MGU-H y se confiará más en la MGU-K para que entregue una potencia similar a la del bloque térmico, en torno a 350 kW. Sí se espera que los coches sean ligeramente más cortos y ligeros de cara al próximo ciclo reglamentario, sin embargo, no se esperan grandes diferencias.