Neuville y Ogier ocupan las dos primeras posiciones
Se esperaba mucho del regreso de la cita otomana al calendario del Mundial de Rallies y la misma no ha defraudado, con una bonita batalla por la primera plaza en la que han entrado los dos principales candidatos al título de pilotos.
Desde 2010 sin formar parte del calendario y un escenario completamente distinto al que acogió la prueba en seis ocasiones desde 2003. La prueba otomana regresaba al Mundial de Rallies proponiendo un itinerario corto, poco más de 300 kilómetros, cuya etapa del viernes era sobre el papel la más complicada, marcada por la dureza de unos tramos repletos de piedras, polvo en suspensión y las altas temperaturas que prometían que los 30° se mantuvieran durante todo el fin de semana en el termómetro.
Eran los dos primeros de la clasificación general del campeonato los que en teoría tenían la dificultad de tener que barrer pista durante toda la jornada, sin embargo, tanto Thierry Neuville como Sébastien Ogier se aprovechaba de un día muy positivo para sus intereses, en el que ambos terminaban muy cerca el uno del otro, siendo el de Hyundai el que finalizaba en en cabeza de la general la primera etapa, con el francés de M-Sport a apenas tres décimas de su liderato.
Ambos mantenían un continuo rifirrafe durante las seis especiales que comprendían el día, siendo Neuville el primero en asestar el golpe, aprovechando que el polvo en suspensión restaba visibilidad a todos los competidores que salían tras él, incluido el pentacampeón del Mundo. Sin embargo, tanto Ogier como Ingrassia le darían respuesta con un ataque demoledor en la primera especial del segundo bucle, algo que Thierry reconocía que le había pillado completamente por sorpresa. El líder del WRC en 2018 tuvo capacidad para responder, situándose de nuevo por delante en el penúltimo tramo y dejándose algunos segundos en el recorrido final al tener un trompo en el que incluso debía engranar la marcha atrás.
Andreas Mikkelsen sería el primer líder después de anotarse el scratch en el tramo espectáculo del jueves por las calles de la localidad de Marmaris. El noruego repitió apuesta durante el primer bucle, siendo el único piloto que apostaba por montar el compuesto medio en lugar de la monta por la que se decantaban la mayoría de los competidores, seis neumáticos Michelin LTX Force H4. Le daba resultado durante la mañana gracias a encontrarse en una posición muy retrasada de salida, sin embargo, por la tarde, cuando ya todos elegían las ruedas de compuesto duro, Mikkelsen cedía muchos segundos, sufriendo incluso un trompo que le relegaba a la tercera plaza, a 2,6 segundos de Neuville.
En cuarta posición, Jari-Matti Latvala se convertía en el primer Toyota Yaris WRC oficial clasificado, justo por delante del ganador de los rallyes de Argentina, Finlandia y Alemania, Ott Tänak. Los tres pilotos de la firma nipona reconocían estar teniendo muchos problemas para encontrar agarre en las especiales, en parte porque se veían obligados a utilizar tanto el chasis con las especificaciones anterior, como el motor sin la última evolución estrenada en el 1.000 Lagos. Por el camino se quedaban dos de los Citroën, los de Khalid Al-Qassimi y Mads Ostberg, mientras que Elfyn Evans cedía casi tres minutos por la mañana y se retiraba a la tarde tras problemas en la suspensión. Para entonces, Ostberg ya había perdido el tren del podio, mientras que su compañero, Craig Breen, también sufría un pinchazo que le retrasaba en la clasificación cuando parecía que estaba en disposición de disputarle la primera plaza a Mikkelsen.
En WRC2, la carrera era toda una criba por los pinchazos. Los dos candidatos al título, los hombres de Skoda Motosport, Jan Kopecky y Pontus Tidemand pinchaban y debían detenerse a cambiar la rueda en plena especial. A pesar de ello, el veterano piloto checo terminaba al frente de la categoría, segundo si sólo nos centramos en los vehículos R5, en este caso tras Henning Solberg, el hermano mayor de Petter, Campeón del Mundo del WRC en 2003.