España es tierra de rallyes. De eso no cabe ninguna duda. Cuando el mundial de rallyes aún no era aún ni una idea, en nuestro país ya había un certamen que había nacido en 1966 y que fue creciendo poco a poco con campeonatos de pilotos y de marcas antes incluso de que se estrenara el mundial en 1973. Tanto renombre tenía el Campeonato de España de Rally que llegó a haber pruebas mundialistas dentro del mismo, como el
Rally Montecarlo de 1977. El evento se planteaba como la primera prueba de la temporada tanto para los pilotos del mundial como para los valientes del Campeonato de España de Rally que decidieron hacer el viaje hasta la Costa Azul para sumar puntos y para enfrentarse a los mejores del mundo.
El contingente español era de diez pilotos, de entre los cuales seis participarían a bordo de varios modelos de SEAT. Mientras los hombres más punteros lo hacían con los 124D Especial 1800, otros competían con 124 Especial o los 124 más normales. Incluso había la presencia de dos SEAT 1430 / 1800, uno de ellos para Amédée Rottier, de Andorra.
Los dos principales pilotos de SEAT eran Antonio Zanini y Salvador Cañellas. Con dos historias muy distintas que les llevaban a competir en la disciplina, ambos pilotaban los 124D Especial 1800 en los que la marca española había depositado muchas esperanzas. Aún así, nadie podría haberse esperado un resultado como el que acabó llegando tras los complicados días de un Montecarlo con mucha nieve y en condiciones de asfalto delicadas.
A sus 28 años, Zanini era la gran esperanza española. Llegaba al Montecarlo tras haber ganado los campeonatos de España entre 1974 y 1976 y era considerado como el piloto español con mayor proyección. Para Zanini, el de 1977 era su segundo Montecarlo tras haber tomado parte en el del año anterior. El resultado había sido bueno sin ser espectacular, con un duodécimo puesto final en su debut mundialista.
Cañellas, por su parte, tenía una historia algo más particular. A sus 32 años,
había destacado casi una década antes por sus participaciones en el mundial de motociclismo, donde llegó incluso a ganar carreras en las categorías de 50cc y 125cc. Poco después se pasó a los rallyes y en 1973 consiguió su primer y hasta entonces único título de campeón de España. Con dos pruebas del mundial a sus espaldas, esperaba mejorar su desafortunada actuación en el Montecarlo de 1976.
El evento fue complicadísima, con muchísima nieve y unas condiciones que favorecían a los coches menos potentes. Todo esto, sumado a los múltiples abandonos entre los coches más competitivos situaron a Zanini y Cañellas en cuarta y quinta posición con Salvador Servià algo más atrás.
Aunque sin victorias en los tramos, los únicos españoles supervivientes estaban siempre entre los más rápidos. A pocos tramos para el final, Fulvio Bacchelli salió de pista cuando era tercero y eso hizo que los españoles mejoraran sus posiciones.
SEAT situó así a sus pilotos más competitivos en tercera y cuarta posición y Servià acabó séptimo, convirtiéndose en la marca con más coches entre los diez primeros. Era el mejor resultado de la marca en el mundial de rallyes, además del mejor día para los españoles, por mucho que ese espectacular podio llegara "solo" gracias a la salida de pista de un rival en el último día de la prueba monegasca.
La prueba la ganó Sandro Munari con uno de los espectaculares Lancia Stratos HF con los famosos colores de Alitalia, la compañía de aviación italiana. Era uno de los coches oficiales de Lancia. El segundo peldaño fue para Jean-Claude Andruet, un hombre que en el asfalto siempre tuvo actuaciones destacadas. Pilotaba un Fiat 131 Abarth y terminó a unos dos minutos del primer clasificado. Pero para los españoles, poco importaba ya eso.
Detrás de los dos SEAT, que habían finalizado el rally a casi once y diecinueve minutos del vencedor respectivamente, podíamos ver a coches como los espectaculares Porsche 911 y algún Lancia Stratos, además de los versátiles Alpine-Renault A110 1800.
Para el automovilismo español, era un día de júbilo. En el rally más prestigioso del mundial, tres coches nacionales con tres parejas de nuestro país habían llegado entre los diez primeros; uno de ellos en el podio.
Un podio que se mantuvo como el mejor resultado de un piloto español en el Campeonato del Mundo de Rallyes hasta la llegada de Carlos Sainz, que lo batió con su segundo puesto en el RAC Rally de 1989. En cuanto a la gesta de ver a un piloto español en el podio con un coche de nuestro país, es algo que no se ha vuelto a repetir a pesar de los varios podios del Seat Córdoba WRC a finales de los años 90. El de 1977 fue, en cualquier caso, un Montecarlo irrepetible.