Dani Sordo terminaba el año en el podio
El piloto de Toyota ha logrado cinco triunfos esta temporada, ayudando a que Toyota también se coronara entre los constructores
Quedaba una última etapa, apenas tres tramos para poner el cierre a esta temporada del Mundial de Rallies. Sébastien Ogier y Julien Ingrassia llegaban a ella con ventaja, de apenas medio segundo en la general del Rally de Monza, pero de 17 puntos en lo referente a la clasificación del campeonato. Suficiente margen como para presentar la dicotomía a la pareja francesa de si debían arriesgar para pelear por su última victoria antes de separar sus caminos (en 2022 Ogier competirá rallies sueltos con Benjamin Veillas) o si debían asegurarse la consecución de su octavo entorchado intercontinental.
Finalmente fueron las dos cosas para el astro francés, todo ello a pesar de que un susto en el primer tramo del día le llevó a temer con lo que pudo haber sido incluso un abandono que le hubiera hecho perder el Campeonato del Mundo. En una zona de chicanes artificiales, Ogier se ciñó demasiado en uno de los elementos de hormigón y terminó impactando con la llanta delantera derecha con el mismo, algo que provocó unas llamativas chispas y algunos daños en el neumático que finalmente no llegaron a más.
Con el miedo en el cuerpo, Ogier e Ingrassia se tomaron con mucha más calma la segunda de las tres especiales del día, llegando incluso a ceder una decena de segundos en un recorrido en el que las secciones de tierra entre árboles y entre los viales del Circuito de Monza podían suponer un abandono. Sin embargo, el que cedió aún más tiempo sería Elfyn Evans, que tras bloquear frenos se iba largo y calaba el motor de su Toyota Yaris WRC entre las balas de paja, proceso en el que se dejaría casi 17 segundos respecto al scratch de Thierry Neuville, llevando al galés a que afrontara los últimos 14 kilómetros del Mundial 2021 con 7,6 segundos de desventaja.
No hubo más variaciones y Ogier se llevó la última victoria del año para celebrar desde lo más alto su octavo título y despedirse emocionado de un Julien Ingrassia que tampoco podía contener las lágrimas. El podio lo completaban Evans, subcampeón, y Dani Sordo, con Thierry Neuville, cuarto, llevándose los cinco puntos de la Power Stage después de ser más rápido que Takamoto Katsuta, Sordo, o los propios Elfyn y Sébastien.
Curiosamente el nipón, segundo en el Rally Safari, fue el otro gran protagonista del día después de que en el TC15 perdiera el Toyota en la frenada y se estrellara contras las protecciones de una chicane. Con la rueda arrastrando, Takamoto, protegido del fabricante del país del sol naciente, conseguía llegar a la asistencia (situada en el mismo circuito) y tras 15 minutos frenéticos de reparaciones, saldría a la última especial para terminar séptimo tras los Hyundai de Neuville, Oliver Solberg y Teemu Suninen. Más atrás, Gus Greensmith y Kalle Rovanperä, el cual se daba el gustazo de liberar toda la frustración acumulada durante todo el fin de semana con unos donuts para animar al público presente en las gradas.
Se cerraba de esta forma el año magnífico para la formación dirigida por Jari-Matti Latvala, el cual heredaba el bastón de mando de Toyota GAZOO Racing de manos de Tommi Mäkinen y ha terminado el año con un piloto campeón y otro subcampeón en el apartado individual y con el quinto título de Campeón del Mundo de constructores para la marca, el quinto tras los conseguidos en 1993, 1994, 1999 y 2018. El broche dorado son las nueve victorias en 12 rallies para Toyota, una cifra que demuestra la superioridad de rendimiento y fiabilidad que han logrado en el Yaris WRC, además de tener al trío de pilotos más regular, terminando los tres entre los cuatro primeros.
En el resto de clases, Jari Huttunen ganaba en WRC2 en su primera prueba con un Ford Fiesta Rally2 de M-Sport, mientras que Enrico Brazzoli y Nikolay Gryazin le daban el título de equipos a Movisport. En WRC3, la emoción se mantenía hasta el último metro, con Andrea Crugnola ganando el rally con el Hyundai i20 N Rally2, seguido de Yohan Rossel y Kajetan Kajetanowicz. El francés, que fue excluído en Acrópolis logró superar al polaco para coronarse campeón, mientras que Maciej Szczepaniak hacía lo propio en copilotos, aprovechando que Rossel no disputó todas las pruebas con el mismo navegante.