El francés iguala de esta forma a Loeb como piloto más exitoso
Citroën llevaba sin situarse líder del Mundial de Rallies con uno de sus pilotos desde que lo hiciera Sébastien Loeb en la temporada 2013.
La última etapa del Rally de Montecarlo contaba con los tramos en condiciones de seco, algo que facilitaba mucho el trabajo a equipos y pilotos con una monta unánime de cinco neumáticos de compuesto blando. Las posiciones de podio se iban a decidir en los últimos cuatro tramos, con la batalla entre Thierry Neuville y Sébastien Ogier por una victoria a la que ya no tendría opción un Ott Tänak que no había renunciado en ningún momento al podio.
El estonio se lanzaría en tromba. Después sumar todos los scratchs del segundo bucle del sábado, Tänak y Martin Jarveoja se hacían de nuevo con los mejores tiempos de las dos especiales con las que se abría la jornada definitiva. El margen que sacaba el piloto de Toyota GAZOO Racing era suficiente como para colocarle a espaldas de los que fueron sus rivales por el título la pasada campaña, un premio suficiente para la apuesta de Ott tras el pinchazo que el viernes le hizo ceder casi dos minutos.
En las posiciones delanteras, Ogier se afanaba por tratar de sacar algo de diferencia a Thierry, sin embargo, pequeños problemas en el Citroën C3 WRC le hacían perder al francés décima tras décima frente a su contrincante. El de Hyundai Motorsport se situaba a solo 3,2 segundos cuando todavía restaban las dos pasadas finales por nombres tan icónicos como el Col de Turini o el Col de Braus. Para entonces, el seis veces Campeón del Mundo de Rallies ya se había detenido en el enlace para tratar de solventar el mal que estaba afectando a su montura y que no le permitía pelear al 100%.
El piloto oriundo de Gap no podría responder al ataque de Neuville, cediendo 2,8 segundos en el último paso por un Col de Turini que un año más volvía a estar atestado de aficionados. Apenas 4 décimas separaban a los dos a falta de un tramo, recordando en este caso el apretado final del Rally de Italia-Cerdeña 2018 cuando Oger fue superado en la Power Stage por apenas siete décimas de segundo por el que ha sido su principal rival en el campeonato durante las dos últimas temporadas.
Después de llegar a meta, Sébastien reconocería que había tenido un problema con el acelerador, algo que no le impidió salir al último tramo para defender su séptimo triunfo en el Rally Montecarlo con uñas y dientes, el sexto consecutivo. Aunque no lograría mejorar el tiempo de Ott Tänak que le daba al británico los cinco puntos en su primera Power Stage con Toyota GAZOO Racing, el piloto francés, junto a su copiloto, Julien Ingrassia, conseguían sacar otros 1,8 segundos a Thierry Neuville y Nicolas Gilsoul, terminando la prueba con 2,2 segundos de renta sobre el de Hyundai, algo que le daba un triunfo moral muy importante para comenzar la temporada, además de la posibilidad de igualar las siete victorias de Loeb.
Tercero llegaba Ott Tänak, dejando que Sébastien Loeb y Jari-Matti Latvala se repartieran las últimas dos posiciones del Top5, algo que llevaba a Hyundai Motorsport al liderato dentro del apartado de constructores, con Citroën y Toyota empatadas a 25 puntos en la segunda plaza. Sexto, y último World Rally Car, Kris Meeke, satisfecho con estar de regreso como piloto oficial después de que Citroën le echara tras el Rally Portugal en 2018. La rotura de una llanta le dejó sin opciones al podio. Séptimo y octavo, Gus Greensmith y Yoann Bonato, ganadores de las categorías de fábrica y privadas del WRC2.