Los Toyota convierten el Rally Safari en su jardín particular

Primera jornada del Rally Safari que ha llegado a su final y se ha cumplido una vez más la fama de prueba exigente y sin piedad de la carrera africana a pesar de disputarse en un formato completamente distinto al que lo hacía en el pasado. Los equipos llegaban en pre-aviso después de todos los problemas que surgieron en el pasado Rally de Cerdeña, especialmente a la hora de vadear los pasos de agua con determinada profundidad. Sin embargo, los pinchazos, la fauna local y los problemas de fiabilidad han sido una constante entre los competidores de la categoría absoluta.

Después de un breve aperitivo el miércoles en forma de Shakedown donde ya Esapekka Lappi tuvo problemas con un eje de transmisión y Takamoto Katsuta volcó su Toyota, la acción iniciaba oficialmente este jueves con la disputa de la primera superespecial. Ott Tänak se convertía en el líder tras el TC1 antes de que la competición se trasladara ya a los tramos a unos 100 kilómetros al noroeste de Nairobi, con especiales como la de Kedong que con sus más de 30 kilómetros iban a suponer una importante prueba de dureza para los Rally1.

Y en ese terreno Sébastien Ogier volvió a volar. El piloto francés, copilotado esta temporada por Vincent Landais, conseguía hacerse con el scratch en los dos primeros tramos del bucle matinal, lo suficientemente grande como para poder descolgar a su más inmediato perseguidor, Kalle Rovanperä por una diferencia mayor a los 11 segundos. Aparecieron en ese momento los problemas con el sistema híbrido, dejándole precisamente para el recorrido más largo sin la potencia extra de la parte eléctrica, lo que le llevó a ceder gran parte de su diferencia hasta situarse en apenas 2,5 segundos cuanto todavía restaban las segundas pasadas por los tres tramos.

De nuevo repetiría el ataque Ogier, ganador de la edición de 2021 y sabedor de que era vital sacar partido de una jornada del viernes en la que Kalle Rovanperä salía primero a los tramos por su condición de líder del Mundial de Rallies. Lo bordaría, consiguiendo tres scratchs consecutivos y cerrando la etapa del viernes con 22,8 segundos de ventaja sobre su compañero nórdico de Toyota.

La marca nipona estaba persiguiendo un resultado parecido al del año pasado, cuando consiguieron colar a sus cuatro unidades oficiales en los cuatro primeros puestos. Aunque consiguieron repetir este 1-2-3-4 en algún momento de la mañana, los problemas de Takamoto Katsuta por la tarde, con el encontronazo con una cebra primero y después con una fuerte colisión que terminó por dañar el neumático delantero derecho, permitieron al primero de los Hyundai, el de Esapekka Lappi, romper ese póker provisional situándose en esa cuarta posición tras Elfyn Evans y por delante del piloto japonés.

En Hyundai tampoco terminaron el viernes con buenas sensaciones. En la segunda pasada por Geothermal, misma especial en la que Thierry Neuville había tenido un pinchazo por la mañana, el piloto belga debía abandonar después de que la suspensión delantera izquierda se le dañara en una fuerte compresión. El Hyundai i20 N Rally se quedaba apartado en un camino de servicio con el amortiguador atravesando el capó, precisamente en la que era considerada por el ganador del pasado Rally de Cerdeña, como la prueba clave en sus esperanzas de pelear este año por el título del WRC ya que después llegará el campeonato a Estonia y Finlandia, habitualmente coto privado de los Toyota y de Ott Tänak.

Su abandono permitía en este caso promocionar una posición a Dani Sordo, el cual se vio retrasado el jueves por una penalización de 10 segundos al saltarse la salida de la superespecial. El cántabro es sexto a 9 segundos de Takamoto Katsuta, piloto con el que ya ha mantenido bonitas luchas en el pasado por posición como la que nos regalaron ambos en el Rally de Monza de 2020. Séptimo, a más de tres minutos de la cabeza, Ott Tänak, con problemas del híbrido y dos pinchazos que han dinamitado por completo sus opciones en esta carrera después de haber sido el primer líder.