A pesar de que la
meteorología se ha propuesto acortar ese Dakar 2017, las últimas tres etapas de la edición de este año están llamadas a mantenernos en el borde del asiento, especialmente en lo que se refiere en la lucha por la victoria en camiones y coches. Si en la categoría de las grandes bestias, la carrera se está convirtiendo en una batalla sin cuartel entre los KAMAZ de Stonikov y Nikolaev frente a los IVECO de Gerard De Rooy y Federico Villagra, en coches todo
está tomando un claro color francés. Peugeot afronta la recta final del Dakar de este año
con sus tres pilotos franceses completando el podio y Nani Roma como principal amenaza a más de 20 minutos después de haber experimentado problemas con su Toyota Hilux V8 todavía antes de pasar la
frontera de Bolivia a Argentina y que la prueba se detuviera por los corrimientos de tierra y las lluvias que están afectando a la región de Salta. Sin posibilidad de disputar la novena etapa, la carrera afronta su llegada a Buenos Aires en tres jornadas (800 kilómetros cronometrados) que serán clave para la resolución de la carrera. Bruno Famin, responsable de Peugeot Sport incluso fue preguntado acerca de
la posibilidad de volver a aplicar ordenes de equipo entre sus pilotos con el fin de asegurarse el segundo triunfo consecutivo en el Dakar. Una opción que fue descartada por el propio Famin al considerar que pilotos como
Nani, Giniel de Villiers o Mikko Hirvonen todavía se encontraban en disposición de luchar por la victoria final y que los pilotos de la firma del león todavía son susceptibles de sufrir algún problema de navegación o mecánico que puede echar por tierra la ventaja conseguida esta semana y media.
Ya ocurrió en 1989:
Sin embargo, no es la primera vez que Peugeot Sport decide el ganador de un Dakar fuera de la pista. En la edición de 1989 del París-Dakar, fue
Jean Todt, todavía sin su inseparable jersey rojo Ferrari, el que decidiría cuál de sus pilotos se llevaba la victoria. Fue
con una moneda de 10 francos lanzada al aire, a cara o cruz y en aquella ocasión la suerte cayó del lado de Ari Vatanen. Jacky Ickx no pudo evitar mostrar su descontento con la misma e hizo ver a todo el mundo que no atacaba en la última etapa por las órdenes de equipo. Ni tan siquiera llegó a descorchar la botella de champán que lo acreditaba como segundo. En esta ocasión,
Famin lo tendría más complicado para replicar lo realizado por el actual presidente de la FIA hace casi treinta años. Las circunstancias actuales de carrera le obligarían a decidir si dejar en manos de la diosa fortuna la posibilidad de que
Sébastien Loeb logre su primer Dakar, que
Stéphane Peterhansel sume el 13º a su palmarés (sería el séptimo en coches) o que
Cyril Despres se uniera a Monsieur Dakar, Nani Roma y Hubert Auriol como uno de los pocos participantes capaz de lograr el triunfo en dos y cuatro ruedas. Por ahora, el alsaciano, nueve veces Campeón del WRC mantiene
una exigua ventaja de 1 minuto y 38 segundos. Sin embargo, esta carrera ha demostrado que puede dar un vuelco en sólo un segundo. Puede que Nani Roma y Álex Haro tampoco hayan dicho su última palabra.