Cada vez son más los usuarios que optan por un vehículo de dimensiones recortadas con el que callejear más cómodamente.
El Citroën C1 responde a ese público pero sin olvidar otros aspectos como las posibilidades de personalización y un comportamiento más que bueno para realizar desplazamientos largos ocasionales. La segunda generación del
Citroën C1 destaca por su estética simpática y diferenciada, con toques muy juveniles que lo hacen sumamente atractivo.
Además de las carrocerías de tres y cinco puertas se ofrecen los denominados
Airscape que incluyen un enorme
techo de lona retráctil de accionamiento eléctrico. Para convencer a los más inconformistas Citroën pone a disposición de los usuarios diferentes packs con adhesivos decorativos,
varias combinaciones de color para el techo de lona y la carcasa de los espejos a contraste con el resto de la carrocería y otros muchos detalles.
En el interior la calidad de los acabados es razonable.
Se emplean materiales duros al tacto y no todas las superficies están guarnecidas, dejando parte de la chapa a la vista en las puertas. A pesar de ello gracias a los packs decorativos resultan vistosos, sobre todo si se incluye la pantalla táctil de siete pulgadas en la consola central. Precisamente la conectividad es una de las virtudes del Citroën C1,
con la posibilidad de conectar el teléfono el móvil al sistema y controlar varias aplicaciones. También pueden tener bluetooth, puerto USB y cámara de visión posterior. Entre los elementos de confort hay que mencionar el climatizador automático,
sistema de acceso y arranque sin llave o el encendido automático de luces, todos ellos opcionales.
En cuanto a la dotación de seguridad, el más pequeño de los Citroën
puede equipar alerta de cambio de carril involuntario, limitador de velocidad y sistema de frenada automática en ciudad que se suman a los ya de serie controles de tracción y estabilidad, ABS, EBD y seis airbags. Los niveles de acabado disponibles en el momento de escribir estas líneas son los denominados
Live, Feel y Shine en los tres y cinco puertas “convencionales”, y
Feel o Shine en los Airscape con el techo retráctil de lona. La oferta mecánica es bastante reducida y se limita a dos bloques de gasolina. El más accesible
es el 1.0 VTI con 68 CV de potencia que se ofrece tanto con cambio manual como con el
robotizado ETG, en ambos casos con cinco velocidades.
Este último no tiene un tacto muy agradable al resultar algo brusco en las transiciones. Como versión más rápida está
el 1.2 VTI de 82 CV sólo asociado a la caja manual de cinco velocidades. Este tres cilindros mueve con suma facilidad la ligera carrocería del Citroën C1 y
lo hace un vehículo rápido, si bien el nivel de vibraciones que llega al interior es bastante elevado.
La sonoridad tampoco queda disimulada y se percibe claramente en el habitáculo.
El comportamiento dinámico se puede calificar de correcto, con una estabilidad suficiente incluso a velocidades elevadas, transmitiendo seguridad.
El tarado de las suspensiones es algo duro para reducir los balanceos, lo que pasa factura en el confort con algunos rebotes y toques secos al superar irregularidades importantes.