El Ford C-Max es un monovolumen compacto de elevado éxito comercial en Europa. Se ofrece con un interior muy modulable apto para cinco pasajeros. De este modelo hay una versión algo más grande con algunos cambios que puede acoger a siete pasajeros en su interior y que toma la denominación Grand C-Max. Como buen monovolumen de su segmento, el C-Max disfruta de una excelente modularidad gracias al empleo de asientos totalmente independientes en las cinco plazas. Se pueden abatir, deslizar o retirar en función de las circunstancias. Un detalle criticable es que el asiento central posterior es de inferior anchura, siendo algo más incómodo que los laterales.
La capacidad de maletero arranca en los 471 litros, una cifra normal para su segmento aunque inferior al de un Citroën C4 Picasso por ejemplo. Tiene formas aprovechables y un borde de carga bajo que facilita la introducción de objetos pesados. En opción es posible
añadir un portón trasero eléctrico con función “manos libres”, muy interesante cuando se tienen las manos ocupadas. La calidad de realización en el habitáculo ha mejorado bastante a partir de la última actualización efectuada en 2013.
Recibió plásticos más agradables y se modificó la consola central para hacerla más intuitiva y sencilla en su manejo, con menos botones y una pantalla multifunción más grande.
Desde esa misma pantalla que puede alcanzar las ocho pulgadas de tamaño se pueden controlar
la cámara de visión posterior, el navegador, algunos parámetros del vehículo y la conectividad (acceso a internet, aplicaciones, redes sociales, etc). Además llevan control por voz, bluetooth y puerto USB. En el momento de escribir estas líneas el C-Max se puede adquirir en el mercado español con los niveles de
acabado Trend+ y Titanium, además de una versión específica para flotas denominada Business. En cualquiera de ellas la dotación mínima es más que razonable e incluye lo imprescindible hoy día.
Entre los elementos opcionales más importantes hay que citar el asistente al aparcamiento sin manos, el techo panorámico, las ópticas bi-xenón direccionales,
tapizado en piel, asientos delanteros y volante calefactables, alerta de cambio de carril, detector de objetos en ángulo muerto, lector de señales de tráfico, cambio automático de luces, etc. Es una dotación muy buena para su segmento. La oferta de motores arranca en gasolina con
el 1.6 Ti-VCT de sólo 85 CV que sólo parece interesante para promocionar un precio de adquisición bajo. Derivado de éste se ofrece una variante
con 125 CV que resulta más agradable por prestaciones aunque tampoco es la opción más interesante.
La alternativa moderna en ese mismo nivel de potencia la ponen los
1.0 Ecoboost con 100 y 125 CV de potencia que gracias al turbo tienen una respuesta más inmediata y un rodar más ágil. Además existe una opción capaz de
usar gasolina sin plomo y gas GLP con 1,6 litros que desarrolla 117 CV de potencia. La variante más rápida de la familia es
el 1.5 Ecoboost con 150 CV de potencia asociado a una transmisión manual de seis velocidades. Mueve con mucha soltura la carrocería del C-Max aunque no gasta poco si se realiza una conducción decidida.
En diésel la gama contempla
un 1.5 TDCi ofertado en tres potencias, 95, 105 y 120 CV. La intermedia va ligada al apellido
ecológico Econetic con cambios en algunos elementos para conseguir reducir de manera importante los consumos.
El punto de equilibrio lo pone el 120 CV, suficiente para un usuario convencional. Completa por encima la oferta diésel
el 2.0 TDCI con 150 CV que puede pedirse tanto con
cambio manual de seis velocidades como con la caja secuencial de doble embrague Powershift con seis relaciones. Es una alternativa muy completa por prestaciones y consumos pero algo cara.