SEGÚN DATOS DE AESAE
En 2020, a pesar de la pandemia generada por el coronavirus, lograron crecer un 22%. Una tendencia que, de momento, no se va a revertir.
No es complicado cruzarse con las gasolineras automáticas que hay repartidas por las localidades y carreteras españolas: hay 1.277 puntos de venta. Un dato proporcionado por Manuel Jiménez Perona, presidente de la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (Aesae), a la Agencia Efe. No es la única cifra relevante sobre estas estaciones de servicio: el ahorro que supone pasar por ellas puede llegar a ser de hasta 300 euros al año.
Este tipo de surtidores han tenido un comportamiento contrario al observado en 2020: a pesar del coronavirus, crecieron un 22%... un porcentaje en el que no están incluidas las gasolineras de las cooperativas agrarias o las ubicadas en las grandes superficies. Una tendencia que, además, no prevé echar el freno de mano: todo apunta a que su crecimiento será del 16% teniendo en cuenta ese auge y el constante incremento de precios en el combustible que ellas pueden mitigar recortando otros gastos.
El inicio
Tal y como explica el presidente de Aesae, todo comenzó en 2003 cuando el repostaje dejó de ser una labor exclusiva de los trabajadores de las gasolineras: a partir de entonces esta labor la podían realizar los propios conductores. Al mismo tiempo, la Unión Europea eliminó los oligopolios. O lo que es lo mismo: refinadoras y distribuidoras tenían que vender sus productos a otras compañías a precios similares.
Desde el norte de Europa
Este escenario fue propicio para que llegaran las estaciones de servicio automáticas que ofrecían gasolina y diésel a precios más bajos. Un modelo que a España llegó desde el norte de Europa: allí suponen el 60% del mercado, una cifra aún lejana para nuestro país. Dentro de nuestras fronteras es Cataluña la comunidad autónoma donde más proliferan (22%), seguida por Valencia (18%), Madrid (14%), La Rioja (13%) o Andalucía (12%), entre otras. Las compañías que más destacan son Ballenoil, Petroprix o Plenoil.
El ahorro para el conductor
Este incremento supone una ventaja para el conductor. Recuerda la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas que el combustible de estos surtidores es el mismo que el de los establecimientos tradicionales porque sale del mismo sitio: los centros de la Compañía Logística de Hidrocarburos. Las diferencias las marcan los aditivos extras.
No obstante si eliminamos elementos como la tienda o el personal, las gasolineras automáticas pueden vender el carburante entre 12 y 20 céntimos por litro más barato que en las tradicionales. Y si trasladamos esta cifra a una dimensión anual estaremos hablando de un ahorro de “200 o 300 euros al año”, es decir, el 1% de un presupuesto familiar tipo.