Una sencilla regla con la que mejorar la seguridad en carretera
La vista es uno de los sentidos más delicados, siendo además fundamental para conducir con seguridad.
Cada vez es más frecuente disfrutar de coches con potentes e inteligentes sistemas de iluminación, que nos permiten circular en condiciones de baja luminosidad con tranquilidad y seguridad. Sin embargo, de nada sirve contar con un buen sistema de iluminación si nuestra vista no es capaz de dar lo mejor de sí. VER VÍDEO DE ARRIBA.
A medida que vamos cumpliendo años es normal que nuestra vista comience a deteriorarse, un hecho que puede acelerarse si además la forzamos con largas horas frente a pantallas o utilizando unas gafas que no están perfectamente reguladas a nuestras necesidades ni graduadas de acuerdo a las características de nuestra visión.
Por eso, es normal que tras un largo rato circulemos notemos como, por ejemplo, nuestros ojos se resecan o, del lado contrario, comienzan a lagrimear de manera excesiva. Si además sentimos que tenemos cierta dificultad para enfocar la vista de manera correcta o cambiar de primer plano a planos más abiertos rápidamente, es posible que estemos cansando nuestra visión.
Si notamos que nuestra vista se está fatigando debemos estar alerta: una vista fatigada es una vista peligrosa, que aumenta las posibilidades de sufrir un accidente de circulación. Por eso, la DGT nos ofrece la denominada 'Regla 20/20/lejos', una regla mnemotécnica que utilizan los ópticos-optometristas con la que minimizar la fatiga visual a la hora de utilizar pantallas retroiluminadas, que también sirve a la hora de conducir.
Pero, ¿qué significa la regla 20/20/lejos? Básicamente nos habla de tiempos: 20 minutos, 20 segundos, mirada a lo lejos. Esto significa que por cada 20 minutos que pasemos con la mirada fija en un plano cercano (conduciendo, por ejemplo) deberemos descansar 20 segundos la vista cambiando de plano.
Evidentemente, si estamos en medio de un largo viaje por carretera resulta más complicado efectuar el descanso del que hablamos, pero, por ejemplo, en circulación urbana, podemos aprovechar las paradas de los semáforos para cambiar el plano de visión y cambiar así el enfoque, pasando de una vista a lo lejos a una vista más cercana.
Modificar el plano de visión permite que los ojos descansen, ya que se cambia el punto en el que se enfoca la vista y, por tanto, el punto en el que los músculos oculares están trabajando. Ese cambio, además, permitirá que pestañeemos más a menudo, humedeciendo y lubricando el ojo lo suficiente como para que no aparezca la sequedad ocular.