REPLIEGUE DE POLÍTICAS VERDES
El último gran símbolo legislativo que ha caído ha sido el veto de Bruselas al motor de combustión en 2035, dentro de un amplio paquete de alivio regulatorio para la automoción.
En un mundo turbulento donde la Unión Europea se siente económicamente estancada y militarmente frágil, el 2025 ha sido el año que ha confirmado que el verde ya no es sexy en Bruselas.
El relato político se ha desplazado hacia la competitividad y la defensa, a lo que se suma un concienzudo esfuerzo de la Comisión Europea para simplificar normas y eliminar burocracia.
No se han desterrado las políticas verdes, pues los objetivos generales del Pacto Verde Europeo se mantienen, pero se ha diluido la ambición con multitud de prórrogas y flexibilidades que abarcan desde los fertilizantes hasta los coches.
Avanzaron también los grupos conservadores, euroescépticos y ultraderechistas, en detrimento de verdes, socialdemócratas y liberales.
Con ese contexto parlamentario, y con gobiernos más conservadores entre los Estados miembros, la democristiana alemana Ursula von der Leyen asumió la recuperación de la competitividad y la simplificación legislativa como el eje de su segundo mandato al frente de la Comisión Europea.
Todo ello ha contribuido al repliegue de las políticas verdes en la UE en 2025.
La Comisión aprobó en su última reunión del año una propuesta que permite compensar hasta un 10 % de las emisiones totales de las flotas a partir de 2035 con reducciones en la cadena de valor.
Bruselas también ha relajado los objetivos climáticos para furgonetas y camiones, en una normativa que aún retocarán el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE.
Mario Morón