IMPUESTO DIÉSEL
El 2025 va a traer un nuevo impuesto al diésel que encarecerá todavía más este combustible y lo condena a la desaparición.
Te lo digo ya: si tienes un coche diésel, 2025 no será tu año. El Gobierno ha decidido que pagues más, mucho más, por algo tan básico como mover tu coche. Esto no es un simple “ajuste fiscal”. Es un puñetazo en tu cuenta corriente.
¿El motivo oficial? Cuidar el planeta. ¿El verdadero? Engordar las arcas públicas. Vamos a entrar al detalle porque esto no es una noticia cualquiera; es un aviso de que el futuro de cómo nos movemos está cambiando, te guste o no.
Directo al grano: cada litro de diésel te costará 11,33 céntimos más. Es una subida en seco, sin paños calientes. ¿Qué significa eso? Que si llenas el depósito medio de 45 litros, estarás pagando más de 5 euros extra cada vez. Da igual si tienes que usar el coche para trabajar, llevar a los niños al colegio o hacer la compra. Cada kilómetro que recorras será más caro.
Esto no es un rumor ni un proyecto que pueda quedar en el aire. Es oficial. La idea es igualar los impuestos del diésel a los de la gasolina, acabando con esa “ventaja” histórica que convirtió al gasóleo en el rey de las carreteras. ¿Por qué? Porque las emisiones de diésel son el nuevo villano del medio ambiente. Pero, ¿es esto realmente tan simple como nos lo pintan?
Durante años, nos convencieron de que el diésel era el héroe: consumía menos y emitía menos CO2 que la gasolina. Pero la historia tiene un giro oscuro. Los óxidos de nitrógeno (NOx) y las partículas finas del diésel resultaron ser bombas de relojería para el aire que respiramos. Y ahora, las autoridades quieren hacerte pagar por ello.
El argumento es ambientalista, claro. Suena bien en los titulares. “Hacer que el transporte sea más limpio”, dicen. Pero lo que no dicen tan alto es que esta medida no resolverá el problema por sí sola. Porque, sorpresa:no hay suficientes incentivos para que cambies tu viejo diésel por algo más “ecológico”.
¿Quieres un coche eléctrico? Bien por ti. Ahora consigue unos 30.000 euros de nedua para comprarlo y cruza los dedos para encontrar un punto de carga cerca de tu casa. Para muchos, es un lujo imposible, y eso convierte este impuesto en un castigo sin alternativa.
Sinceramente, tú eres el eslabón débil en esta cadena de decisiones. Mientras tú pagas más por llenar el depósito, las grandes industrias, responsables de una parte descomunal de las emisiones globales, siguen operando con privilegios y excepciones.
Esta subida no afecta al diésel profesional ni al bonificado. ¿Qué significa eso? Que los grandes camiones, los barcos y los sectores agrícolas seguirán llenando sus tanques sin preocuparse tanto. El marrón es tuyo, conductor particular.
Y no creas que esto se queda aquí. Esta subida es solo la punta del iceberg. La transición hacia un transporte “limpio” será larga, costosa y, si las cosas siguen igual, pagada mayoritariamente por ti.
Europa ya tiene marcada la fecha de caducidad de los coches de combustión interna: 2035. Pero antes de llegar ahí, quieren que el diésel desaparezca del mapa. Esta subida de impuestos es solo uno de los pasos en ese camino. Pero, ¿de qué sirve empujarte hacia los coches eléctricos si no estás listo? No hay infraestructura suficiente, no hay ayudas reales, y los precios siguen siendo un muro infranqueable para muchos.
Y lo peor es que esto no solo afecta al transporte. Esta medida tendrá un efecto dominó en los precios de todo. Piensa en todo lo que llega a ti por carretera: la comida, los productos del supermercado, los servicios básicos. Todo eso se encarecerá porque moverlo será más caro.
Que no te engañen. Este cambio no está diseñado pensando en ti ni en cómo facilitar tu vida. Es un plan macroeconómico, un movimiento político que pone el peso de la transición ecológica en los hombros de quienes menos pueden cargar con él.
Es cierto, el cambio climático es una realidad que no podemos ignorar. Pero también es cierto que la transición hacia un modelo sostenible no puede basarse únicamente en medidas que sangran a los consumidores mientras las grandes empresas siguen funcionando como si nada.
El futuro no está escrito, pero aquí van algunas realidades: 2025 marcará un antes y un después. Si puedes, empieza a considerar un cambio de coche. Si no, prepárate para ajustar tus cuentas porque llenar el depósito será un lujo. Exige más de las políticas públicas. Incentivos reales, infraestructuras adecuadas, ayudas que no sean un chiste.
Y, sobre todo, no pierdas de vista una cosa: tú no eres el culpable de este problema. Pero sí estás pagando por él.