CUANDO LA BÚSQUEDA DEL AHORRO CONSIGUE LO CONTRARIO
Para la inmensa mayoría de conductores el utilizar un vehículo que consuma poco carburante es prioritario. La conducción afecta de manera inapelable a las cifras de eficiencia que consigamos, pero no todo vale a la hora de reducir el consumo.
Uno de los factores de mayor peso a la hora de escoger nuestro coche es el consumo de combustible. En una época en la que el precio tanto del diésel como de la gasolina se sitúa en niveles más que elevados, el consumo de carburante puede inclinar la balanza hacia una u otra elección cuando escogemos nuestro nuevo vehículo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no todo es "culpa" del coche, sino que nosotros, como conductores, podemos influir de manera decisiva en la cifra de consumo en cada uno de nuestros viajes.
Desde cuánto y cómo aceleramos hasta cómo aprovechamos las características de nuestro coche, todo influye si lo que queremos es reducir al máximo el impacto del consumo de nuestro coche en el bolsillo. Sin embargo, circulan ciertas creencias que, en realidad, suponen un impacto negativo en el gasto final de nuestro coche. Y es que no todo vale a la hora de reducir el gasto de carburante, aquí tienes tres estrategias para reducir el consumo que, en realidad, consiguen el efecto contrario.
De nada sirve conducir el coche más eficiente del mercado si luego, a la hora de la verdad, nos ponemos "palos en las ruedas" a nosotros mismos tratando de ahorrar combustible.