El coche que marcó la década para Peugeot
A la par aparecieron tanto el 205 GTI como el especial de homologación del Grupo B que le dio varios títulos mundiales a la marca francesa
Los años 1983 y 1984 fueron muy especiales para la casa Peugeot. La firma del león mostraba por primera vez el sucesor espiritual del Talbot Horizon, el Peugeot 205, que sería el coche con el que además se adentrarían en la salvaje era del Grupo B del Campeonato Mundial de Rallyes…bueno, más o menos. Mientras que el 205 normal se estrenaba en 1983, al año siguiente llegaba la versión de altas prestaciones, el queridísimo y atómico 205 GTI, a la par que el 205 T16 de competición se estrenaba en el WRC, logrando su primera victoria en el Rallye 1.000 Lagos (actual Rallye de Finlandia), un coche basado en el 205 T16 que se había creado como especial de homologación.
Con respecto al 205 normal, el GTI ya daba un salto grande a nivel de prestaciones, primero con el 1.6 con el que vino al mercado y después con el 1.9 que apareció años más tarde. Pero el 205 T16 no era un simple paso adelante, sino que era en esencia otro coche. Era prácticamente el coche de carreras, matriculándose 200 unidades tal como indicaba la normativa del WRC de aquel entonces para los coches del Grupo B, difiriendo casi por completo del simpático 205 salvo por la silueta general.
El 205 T16 no sólo era más agresivo con una gran salida de aire del capó para refrigerar, sino que se ensanchaba la parte trasera…dado que era ahí donde se ocultaba el motor, entre los dos ejes, en vez de la posición convencional de motor delantero en posición transversal de los 205 normales. Los especialistas de Heuliez (quienes también transformaron el humilde Renault 5 en el cohete de bolsillo que era el 5 Turbo) se encargaban los T16 partiendo del GTI, cortando a partir del pilar B para alojar el motor y la suspensión trasera sobre el subchasis tubular, así como toda la estructura antivuelco.
El motor era un 1.8 - utilizaba el bloque motor de un 205 diésel - turboalimentado que generaba 200 CV y 255 Nm de par motor, cifras rebajadas en comparación con los más de 300 y más de 400 que alcanzaría la versión de carreras. Pasaba de 0 a 100 en apenas seis segundos y alcanzaba los 210 kilómetros por hora de velocidad punta. Se hicieron tan solo 200 unidades tal como exigía la normativa, de manera que hoy día se trata de un coche con una gran cotización, como sucede con otros especiales de homologación como los Lancia Delta S4, los Lancia 037 Stradale, los Ford RS200 o los MG Metro 6R4 entre otros.
Una época única que dio lugar a coches únicos (además de a iconos de toda una generación como es el caso del 205 GTI), de la cual se cumplen ahora 40 años. En cuanto al 205 T16 de carreras, también ganaría ese año en el Rallye San Remo y el RAC Rallye antes de lanzarse al asalto por el título, ganando Timo Salonen el título de 1985 y Juha Kankkunen el primero de sus cuatro títulos en 1986 (de manera polémica, pues durante 11 días su rival de Lancia Markku Alen fue campeón antes de se anulasen los puntos del San Remo) en el final del Grupo B. Estadísticamente, el mejor de una era dorada.