SÉ CAUTO, NO TE LA JUEGUES
Una lista de productos u objetos sin los que no deberías emprender un viaje en zonas donde es habitual que caigan fuertes nevadas.
Poco a poco, varias zonas de la mitad norte de la Península Ibérica comienzan a teñirse de blanco a causa de las primeras grandes nevadas. Con base en los paisajes que se forman, ello invita a muchas familias a visitar estas áreas y especialmente las que se encuentran en un entorno rural. Sin embargo, pocos conductores son conscientes de los riesgos que entraña la nieve, sobre todo si aparece por sorpresa y de una manera copiosa.
Ante una precipitación de consideración que pueda dejarnos atrapados durante horas en la carretera como, de hecho, ha ocurrido otros años, aquí va una pequeña lista de recomendaciones de productos u objetos, tan esenciales, que no deberían faltar nunca en tu coche si viajas a las regiones más frías y/o elevadas de España. ¡No te la juegues!
Puestos a pasar mucho tiempo dentro del coche con la calefacción encendida, resulta imprescindible contar con la máxima cantidad de carburante en el tanque (o de energía en la batería, si se trata de un automóvil eléctrico). Además, en caso de que sea posible circular a baja velocidad, tendremos la oportunidad de cambiar de ruta o llegar hasta un lugar poblado con garantías. Llena el depósito a menudo, preferiblemente antes de que se consuma la mitad del mismo.
Existe la posibilidad de que, en vías secundarias, poco concurridas y muy aisladas de grandes núcleos poblacionales, pasemos cerca un día entero dentro del vehículo ante una enorme nevada. A excepción de los servicios que pueda ofrecer alguna gasolinera, es poco probable encontrar víveres cerca, de modo que sé previsor y llévalos contigo antes de emprender tu viaje. La comida, mucho mejor si no es perecedera.
Si no hemos sido lo suficientemente cautos debido a las prisas, a los olvidos o a los excesos de confianza y nos queda poca gasolina o diésel en el depósito, nunca está de más meter algunas mantas (al menos una por ocupante) en el maletero para usarlas en caso de emergencia sin tener que arrancar el motor.
Una carretera helada, susceptible de no procurar agarre a los neumáticos (al menos los que sean convencionales), suele presentar accidentes: alcances entre vehículos o, más sencillo, caídas al resbalar por parte de los usuarios que los abandonan. En cualquier otra circunstancia, un ambulatorio o una farmacia podría darnos una solución, pero si estamos atrapados, mejor contar con un pequeño botiquín donde introduzcamos todo el material de primeros auxilios que podamos, además de los medicamentos que consideremos imprescindibles.
En medio de la “nada”, hay muchas ocasiones en las que los teléfonos móviles no funcionan. Adentrarte en la naturaleza en estas condiciones no es una opción, pero si sabemos que estamos cerca de una zona urbanizada, será mejor atarse unas buenas botas y caminar unos pocos kilómetros para pedir ayuda lo antes posible.