UN TRUCO QUE TE SALDRÁ GRATIS
Los desperfectos en la carrocería de nuestros coches son muy molestos: resultan muy visibles y, además de afear la estética de nuestro vehículo, suelen ser bastante caros de arreglar.
Los defectos en la carrocería de nuestros coches suelen ser especialmente molestos. Y es que, para empezar, no suelen ser baratos de solucionar: los profesionales que se encargan de ello realizan un trabajo muy duro, largo y físico, para dejar como nueva la carrocería de nuestros coches tras haber sufrido un siniestro. Además, son defectos que suelen verse a simple vista, de forma que resultan notables y no son fácilmente disimulables, afeando el aspecto de nuestro vehículo.
Sin embargo, mucha gente decide dejarlo pasar por el simple hecho de que es estética, y que como tal, no suele afectar al buen funcionamiento del vehículo. Sin embargo, existen trucos que pueden reducir enormemente el presupuesto de reparación de un defecto de chapa o, en el mejor de los casos, llegar incluso a solucionarlo por completo. Eso sí, debes tener en cuenta que no se trata de un método milagroso y, como tal, no va a solucionarte un desastre.
En caso de que la carrocería de tu coche presente defectos en forma de abombamientos o hundimientos, puedes probar un sencillo truco que puede salvarte de una visita al taller. Se trata de utilizar agua caliente para provocar cambios bruscos de temperatura en la carrocería. Con estos cambios bruscos, la chapa y los plásticos del vehículo se vuelven más flexibles, aliviando parte de la tensión que retienen a consecuencia del golpe.
Es tan sencillo como llevar agua (si está hirviendo mejor) y verterla suavemente sobre la zona que está afectada. Acto seguido puedes probar a dar pequeños golpes con el puño en las zonas cercanas al daño, lo que en el mejor de los casos permitirá que la chapa recupere su posición inicial, todo ello con el increíble presupuesto de... ¡cero euros!. Eso sí, puedes rizar el rizo y aplicar frío acto seguido, pero es posible que eso te cueste una pequeña cantidad de dinero.
El método idóneo consiste en aplicar el mayor frío posible a la chapa antes de verter el agua caliente, lo que permitirá que el cambio de temperatura sea aún mayor. Puedes hacerlo con un spray de aire comprimido, de esos que se utilizan para limpiar ordenadores o teclados, aunque como ya hemos mencionado, te costará unos cuantos euros que deberás añadir a tu presupuesto. Eso sí, el resultado será mucho mejor.