NO SERÁ TAN RESTRICTIVA COMO PROMETÍAN
La que pintaban como la normativa más agresiva y restrictiva de todas, la Euro 7, parece ser que no será tan terrible. Y es que, tras las últimas negociaciones, parece ser que las medidas no exigirán unos niveles de emisiones tan solo al alcance de vehículos electrificados.
La Euro 7 puede ser considerada, en cierta manera, como el cuento de Pedro y el lobo, ya que nunca termina de aparecer. Sin embargo en esta ocasión podría ser por una muy buena razón, la cual aliviaría tanto a fabricantes como a clientes, especialmente a los amantes de los coches de combustión. Y es que parece ser que la Euro 7 no será tan restrictiva como en una primera instancia se esperaba.
Este escenario habría tenido lugar después de miles de negociaciones, modificaciones y una fuerte presión por parte del sector automovilístico, el cual ya se estaba situando para el peor de los escenarios y apretando el acelerador con los vehículos electrificados. También, la decisión podría haber estado condicionada por el contexto geopolítico y económico actual, que no es nada favorable.
La Euro 7 podría ser mucho menos restrictiva de lo que pensábamos
No obstante, la revisada Euro 7 no sería oficial hasta el próximo 9 de noviembre, así que la situación podría cambiar de nuevo o de igual manera atrasarse como ha ocurrido en ocasiones anteriores. Sea como fuere, todo apunta a que los niveles de emisiones que esta exigiría serían similares o iguales a los que se presentaron con la última renovación de la Euro 6.
Sin embargo, esto no quiere decir que el objetivo de un parque automovilístico cero emisiones desparezca; nada más lejos de la realidad. Y es que esta Euro 7 dará cierta tregua a los fabricantes, pero el objetivo de Europa de tener un año 2035 con coches con mecánicas alternativas sigue presente, aunque ya no sea por medio de un mercado copado de vehículos eléctricos.
Pero que la Euro 7 se termine ablandando será por obra del contexto actual que vivimos. Inflación, crisis energética y unos precios cada vez más inasumibles para el consumidor, los cuales tan solo aumentarían al hacer que los fabricantes tuviesen que invertir tiempo, dinero y esfuerzos en desarrollar mecánicas capaces de paliar los duros niveles de CO2 que iban a exigir las últimas versiones de la próxima normativa.
De esta manera, la sentencia de muerte de los coches de combustión se atrasaría, pero su salvación no está ni mucho menos asegurada. Y es que al fin y al cabo nos encontraremos más adelantes con normativas más exigentes que provocarán que el coche eléctrico, híbrido enchufable, hidrógeno y movido por combustibles sintéticos sean los únicos presentes en el mercado.
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