UN PASO SORPRENDENTE
La Unión Europea celebra la decisión del país serbio de reconocer las matrículas kosovares aunque espera que una reacción similar por parte del estado con capital en Pristina.
El conflicto entre Serbia y Kosovo ha sido uno de los episodios más complejos y prolongados en la historia reciente de los Balcanes, marcado por tensiones étnicas, históricas y políticas. Surgido a raíz del desmembramiento de la antigua Yugoslavia en la década de 1990, el enfrentamiento entre serbios y kosovares alcanzó su punto álgido durante la guerra de Kosovo en 1999, que culminó con la intervención militar de la OTAN.
Desde entonces, la región ha experimentado un proceso complicado de negociaciones y declaraciones unilaterales de independencia por parte de Kosovo en 2008, desencadenando una serie de desafíos en la búsqueda de una solución duradera. A pesar de los esfuerzos internacionales, las tensiones persisten, y el estatus de Kosovo continúa siendo un tema candente en el ámbito político y diplomático, con repercusiones que trascienden las fronteras de la región balcánica.
Es por este motivo que la Unión Europea ha aplaudido la decisión del Gobierno de Serbia de comenzar a reconocer las matrículas de vehículos emitidas en Kosovo, un "paso positivo" hacia la "normalización" al que ahora debería seguir una decisión "similar" por parte de las autoridades kosovares.
La polémica en torno a las matrículas ha generado disputas políticas recurrentes entre Pristina y Belgrado y ha derivado incluso en picos de violencia, pero el portavoz del Servicio de Acción Exterior de la UE, Peter Stano, considera que se están ya dando pasos hacia la plena abolición del régimen de pegatinas.
Para Stano, la decisión serbia evidencia que es posible seguir dando pasos para que las dos partes normalicen relaciones, condición para que avancen también en la integración europea, como ha recordado el portavoz en una publicado en la red social X.
La UE ejerce de mediadora en todo este proceso, marcado por el hecho de que Serbia no reconoce la independencia de su antigua provincia, declarada en 2008 de manera unilateral. Entre las cuestiones aún sin resolver está también la situación de la zona norte de Kosovo, de mayoría serbokosovar.