BÁSICO PERO ÚTIL
Es posible conducir sin semáforos, pero exige saber quién tiene preferencia y cuándo.
El 28 de abril, con la península a oscuras y los semáforos fuera de juego, muchos conductores se encontraron de golpe en una situación que parecía de otro tiempo. Nada de luces que indiquen si pasar o parar, ni sensores, ni automatismos. Solo el coche, la intersección… y el recuerdo borroso de lo que aprendimos al sacarnos el carnet. Porque sí, conducir sin semáforos es posible, pero exige saber quién tiene preferencia y cuándo.
Y ahí fue donde más de uno se quedó bloqueado. Porque con el apagón, la señal luminosa dejó de guiar el tráfico en miles de cruces, y no todo el mundo tenía claro qué norma aplicaba en cada caso. Para eso está la Dirección General de Tráfico, que recuerda que existe un orden de prioridad muy claro cuando los semáforos fallan.
Cuando un semáforo deja de funcionar, se considera anulado. No hay verde, ni rojo, ni naranja que valga. A partir de ese momento, se aplican otras reglas en función de la señalización disponible o, si no la hay, del sentido común bien aprendido.
El orden correcto a seguir es el siguiente:
Si hay un agente regulando el tráfico, manda él. Por encima de semáforos, señales y marcas en el suelo. Lo que indique con los brazos (aunque parezca una coreografía extraña) va a misa. Si te dice que pases aunque tengas un stop, pasas. Si te dice que pares en una vía preferente, paras.
Si no hay agentes, mandan las señales de tráfico. Un stop o un ceda el paso siguen plenamente vigentes aunque el semáforo esté apagado. De hecho, en muchas intersecciones hay estas señales instaladas precisamente para que el cruce siga siendo funcional si la luz falla.
Si llegas a un cruce con un stop, paras sí o sí, parada completa, no un ceda.
¿No hay señales verticales? Entonces miramos el suelo. Las líneas de stop, los triángulos de ceda el paso pintados o cualquier otra marca delimitadora ayudan a saber a quién le toca esperar. Pero claro, si están borradas o tapadas, la cosa se complica.
Aquí viene el clásico que muchos habían olvidado: si no hay nadie guiando, ni señales visibles, ni marcas viales, se aplica la prioridad a la derecha. El coche que viene por tu derecha tiene preferencia, salvo que tenga algún tipo de señal que diga lo contrario.
Es la norma que más se repite en el examen teórico y también la más ignorada en la práctica.
Algunos cruces complejos, especialmente en zonas urbanas, fueron reorganizados durante el apagón como rotondas improvisadas, o directamente se convirtieron en cruces simples por la falta de semáforos.
Esto puede cambiar la prioridad:
La clave está enleer el entorno y adaptarse rápido, porque no hay dos cruces iguales.
El apagón del 28 de abril fue un recordatorio de lo que pasa cuando la tecnología falla. Pero más allá del susto, también dejó claro que muchos conductores han dejado de lado lo más básico: las normas que garantizan que todos lleguemos a casa sanos y salvos.
Así que, por si acaso vuelve a pasar, mejor repasar estas reglas ahora que tener que improvisarlas cuando el coche de al lado dude... y tú también.