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SEGÚN LA DGT

Aquaplaning: 5 consejos para reaccionar con éxito

Con la lluvia intensa muchos conductores sufren en primera persona uno de los fenómenos más peligrosos: la Dirección General de Tráfico nos cuenta qué hacer para superarlo.

La constante sucesión de borrascas en España ha hecho que uno de los fenómenos más peligrosos al que se enfrentan los conductores vuelva a ser actualidad: el aquaplaning. Si alguna vez te has visto envuelto en una situación semejante sabrás lo que se siente cuando el coche no responde por más que pisemos el pedal del freno o del acelerador o giremos el volante. Por ello, recogemos el testigo de la DGT y te damos cinco consejos para enfrentarte al aquaplaning con éxito.

Antes de entrar en detalle vamos a responder a la siguiente pregunta: ¿qué es el aquaplaning? Se trata de un fenómeno que tiene lugar cuando se queda atrapada una capa de líquido entre dos superficies: en este caso el asfalto y las ruedas del coche. Teniendo claros los implicados es más sencillo comprender la causa ya que se produce porque los canales que forman el dibujo del neumático no son capaces de evacuar toda el agua que pisa.

Esto hace que el vehículo flote y aunque parezca lo contrario, una simple capa de agua es capaz de dar lugar al aquaplaning. No en vano, hay otros factores que también influyen en esta situación: peso del coche, velocidad, ruedas y amortiguadores. Y algunos de ellos también protagonizan los consejos que desde la Dirección General de Tráfico nos dan para reaccionar correctamente.

1. La presión de los neumáticos

Es algo que hay que controlar de vez en cuando y revisar siempre que vamos a realizar un trayecto largo para que la presión sea la correcta. Algo que tiene especial relevancia cuando llueve de forma intensa: si los bares están por debajo de lo indicado, la superficie de la banda de rodadura que roza con el asfalto es mayor y se reduce el tamaño de sus canales de evacuación. En este caso, eleva la presión un poco por encima de lo recomendado por el fabricante.

2. Velocidad

En un escenario en el que las condiciones climatológicas son adversas debemos adecuar la velocidad. O lo que es lo mismo: reducir el ritmo en cuanto comiencen a caer las primeras gotas.

3. La carretera

Presta especial atención a toda la información que te transmite la carretera: las zonas con más brillo suelen ser las que acumulan una cantidad considerable de agua que puede generar el aquaplaning. Cuando las identifiques intenta evitarlas o reducir la velocidad antes de llegar a ellas.

4. El volante

Si no has podido cumplir el paso anterior y notas que tu coche flota, sujeta el volante con fuerza y con las dos manos: recuerda que la única posición reglamentaria es aquella en la que emulamos las manecillas de un reloj que señala las 10:10. Mantenlo recto o ligeramente girado si estás dibujando una curva.

5. Frenar y acelerar

Evita los movimientos bruscos, es decir, no pises a fondo ni el acelerador para superar la balsa de agua lo antes posible. Tampoco el freno: levanta el pie con suavidad para que la densidad del agua ayude a reducir la velocidad. De esta forma atravesaremos el charco y recuperaremos adherencia poco a poco.

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